Parece existir el consenso de que se educa sobre todo por imitación, pues poco importa que instruyas a tu hijo sobre lo que está bien o mal si, independientemente del discurso, te ve hacer a ti las cosas mal porque eso que haces mal es lo que está bien, te pongas como te pongas.
Yo blasfemo, siempre he blasfemado y como no lo iba a hacer cuando mi padre blasfemaba constantemente, si se daba un martillazo, si se le caía algo al suelo, si llovía, si hacía calor si había contraído catarro, cualquier motivo era justificación suficiente para que los santos bajaran del cielo.
Mi madre lo reprendía por ello pero como las madres reprendían a los padres, vamos que parecían aplaudir más que reprochar. El caso que yo no sabía que era pecado hasta que Don Amancio el párroco quiso confesarme con motivo de mi primera comunión.
¿Blasfemas –preguntó-?
Y eso ¿Qué es?
Palabrotas hijo, que si dices palabrotas
¿Cómo cuáles?
Coño, culo, me cago en tal.
No coño no y era verdad, en casa no se hablaba de sexo y menos de coños hasta el punto que le tuve un día que preguntar a un niño de los mayores qué era aquello. Por donde mean las niñas -me respondió riendo-, y yo me cuidé mucho de repetirlo porque quería mucho a mi hermana mayor.
Pero mi padre se caga en el de arriba, -continué diciendo-.
Eso sí que es blasfemar –dijo D. Amancio-, y eso tu no lo debes hacer nunca ¿me escuchas? Venga, reza un padre nuestro y vete con Dios cuando termines.
Y me fui pero con muy mal cuerpo, me sentía mal porque a lo mejor había desvelado algún secreto y ahora me reñirían o acaso algo peor, quizá me acababa de enterar de que las blasfemias de mi padre podían suponer graves consecuencias para la familia así que en cuando tuve oportunidad volví para hablar de ello con el párroco.
¿Qué quieres?, me preguntó D. Amancio
Es que mi padre también se caga en la “Divina Pastora” y mi madre dice que eso suena fatal ¿Usted cree que eso también es pecado mortal o que irá a la cárcel por ello?
Hablo de una época en la que el dictador estaba vivo y la represión era aún una constante y aunque pequeño, escuchaba cosas que, en cierta manera, me asustaban más que aquello con lo que me metían miedo como el “hombre del saco” o el “saca mantecas”
No te preocupes hijo y ve tranquilo que cuando tu padre suba al cielo, habrá pasado tanto tiempo, que Dios ni se acordará de que lo dijo y nadie lo va a llevar a la cárcel por esa tontería, solo son palabras, pero debes tener en cuenta que son palabras muy feas y mal sonantes que no debes repetir. Fue una de las primeras lecciones que recibí sobre lo urgente y lo importante que me tranquilizaron pero no me corrigieron en absoluto pues yo blasfemé no sé si como mi padre pero también lo hice y sobre todo interioricé que blasfemar no era una cosa que pudiera acarrear graves consecuencias y mucho menos razón para que una persona sufriera represión o castigo. Por eso, ahora no consigo salir de mi asombro al escuchar que un tribunal “de justicia” en democracia, está planteando el procesamiento de un actor por un «me cago en en Dios» en el Facebook.