Un libro largo de cuentos cortos

Etgar Keret

Resulta extraño que alguien como yo que puedo rechazar un libro grueso casi solo por el hecho de serlo, recomiende este de más de 500 páginas pero no lo puedo evitar porque desde que calló en mis manos no lo he dejado de leer y releer y en cada rincón sigo encontrando algo que me impulsa a seguir haciéndolo.

Portada

Ficha técnica:
Título: Un libro largo de cuentos cortos
Autor: Etgar Keret
Traducción: Ana María Bejarano
Editorial: Siruela
Colección: Nuevos Tiempos
ISBN: 978-84-16638-98-7
Fecha: 2016
Páginas: 564

SINOPSIS: Esta antología, que reúne porprimera vez toda la ficción breve de Etgar Keret publicada hasta la fecha, es un maravilloso compendio de las razones que han consagrado a su autor como uno de los escritores contemporáneos de relato más populares del mundo. Sus cuentos, a la par que retratan una realidad que parece haber encontrado su equilibrio en el caos, consiguen siempre aplacar nuestra sed de historias con las que poder sobrellevar el día a día en este loco mundo. Su peculiar visión de la realidad, que encuentra en los hechos más nimios de la existencia su principal material narrativo, nos enfrenta de forma aparentemente sencilla a cuestiones profundas a la vez que cotidianas. El resultado es una escritura directa que, con un lenguaje fresco, atrevido e irónico, en el que se reconocen las influencias del kitsch o del videoclip, nos sacude y nos hace sonreír ante las situaciones más crudas e inverosímiles.

BIOGRAFÍA DEL AUTOR: Etgar Keret, nació en 1967 en Ramat Gan, tercer hijo de unos padres de origen polaco sobrevivientes al holocausto y que actualmente reside en Tel Avit junto a su esposa e hijo, donde ejerce como profesor de universidad y que además de escribir cuentos cortos, es guionista de televisión y director de cine. Es considerado como el máximo exponente de la narrativa moderna en hebreo y sus principales lectores se encuentran entre los adolescentes.

Como indica el título se trata de una recopilación de relatos realmente cortos hasta el punto de que algunos no superan un folio y medio y con el denominador común de la cotidianidad. Cuesta entender que con tan poco mimbre, con historias tan vulgares y cotidianas, con personajes tan anodinos, consiga sacar tal partido.

Shiki, por ejemplo, narra la historia de un tipo normal, de mediana inteligencia que se hizo no solo millonario, también muy popular, con inventos normales y sin interés que podría haber inventado cualquiera por no requerir grandes cálculos ni conocimientos, solo la voluntad de seguir perseverando en ello, por ejemplo, aceitunas rellenas de aceituna, aguacates rellenos de aguacate o melocotones dulces, rellenos de melocotón dulce.

Otros son vulgarmente inquietantes como «Mi mejor amigo«, que cuenta la historia de un tipo que encontrándose en la parada del autobús con unas insoportables ganas de orinar recuerda que su mejor amigo vive a la vuelta de la esquina por lo que decide subir los cuatro pisos que lo separan del suelo para poder utilizar el aseo de su amigo que por cierto en ese momento se encontraba en el cine intentando convencer a una chica para que le acompañara a casa a dormir con él esa noche. Después de llamar desesperadamente y sin fuerzas para desandar el camino se ve obligado a evacuar en la puerta de modo que al regreso de su amigo, la chica que lo acompañaba decide abandonarlo por el asco que el hecho le produce arruinando con ello su cita de aquella noche.

Son muchos y todos contienen algo que te engancha y que acaso tenga que ver con una cierta ironía ácida que utiliza como amalgama en la mayoría de ellos. No obstante, lo mejor desde mi punto de vista, es la simplicidad, la economía de palabras, la concreción del concepto que intenta y consigue transmitir. Y me ha gustado tanto que recelo de no poder leerlo en su propia lengua, es decir que estoy recibiendo como, por otra parte siempre ocurre en estos casos, la interpretación de la traductora y quiero recordar precisamente por eso, una frase del propio Etgar Keret: «Translators are like ninjas. If you notice them, thei’re no good» (Los traductores son como los ninjas. Si los notas, no son buenos)

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