En enero escribí algunas consideraciones sobre la serie POR 13 RAZONES realizada y distribuida por NETFLIX. Después de manifestar mi opinión, la recomendé sobre todo para jóvenes adolescentes y como entendiera que no tenía más recorrido pero estaba anunciada ya la segunda temporada pensé que volvería a escribir sobre ella cuando la estrenaran y eso ha ocurrido el 18 de mayo pasado.
La segunda temporada arranca con el día después, es decir con la incorporación de los alumnos al instituto Liberty, intentando alcanzar su equilibrio emocional y con el juicio inminente que la entidad educativa ha de afrontar como consecuencia de la demanda que los padres de Hannah Baker, la chica que se suicidó en la primera temporada, han interpuesto por entender que la institución hizo menos de lo que debía para evitar el triste desenlace, mientras que el contenido de las cintas que Hannah dejó antes de morir permanecen dentro del grupo de jóvenes implicados sin saltar al dominio público hasta los últimos episodios de esta segunda temporada.
Aunque el cine nos ofrece muchas muestras sobre versiones, réplicas, remakes, etc…, como Rocky, Rambo, Star Wars, La Jungla de Cristal o Torrente sin ir más lejos, un refrán muy popular español dice que nunca segundas partes fueron buenas y en este caso es perfectamente aplicable porque la segunda temporada de “Por 13 Razones” no aporta nada, no mejora nada y no engancha como la primera, más bien, me costó digerirla.
Sin pretender hacer spoiler diré que esta segunda temporada se aleja de la esencia de los primeros guiones basados en la novela de Jay Asher, derivando hacia un film maniqueo de corte conservador en el que un chico mal criado de familia acomodada, con un padre autoritario y una madre sumisa más pendiente de no perder el moreno que de su hijo y que ve a todas las chicas como objeto de placer, guapo y admirado deportista oculta sus perversiones machistas detrás de un grupo de chicos confundidos mientras que para gloria del sistema, otro puñado de buenos muchachos consiguen que todo se arregle. Típico de una película de serie B como las que cada tarde exhibe Antena-3; por otro lado, las chicas pasan a ser víctima de su etiqueta, dejando claro que si fueran más recatadas y menos liberales estarían menos expuestas, lo que supone un claro discurso patriarcal y poco constructivo desde el punto de vista de la igualdad deseada en una sociedad moderna. En resumen, violencia, sexo, armas e intriga es en lo que se ha convertido una serie que en principio podría haberse considerado emocionalmente válida pero que ya no resulta recomendable y menos para adolescentes.
En cuanto a la música que tampoco es su fuerte, cada capítulo arranca exactamente igual a la temporada anterior con el tema “Oh In This World of Dread, Carry On” de, Eskmo. Pero también suenan otros buenos temas como “The Night We Met” de Lord Huron o “See A Little Light” de Bob Mould.
Trailer de la segunda temporada:



