Gracias a las Asociaciones de Vecinos se impulsan mejoras para los ciudadanos como la nueva línea R de los autobuses en Oviedo cuya inminente puesta en funcionamiento salió en prensa recientemente.
Detrás del hecho en sí quedan muchas horas de reuniones, de lectura de pliegos, manifestaciones, etc…, no solo de ASPARVE, la asociación a la que pertenezco y en cuyo nombre hablo de alguna manera en este momento porque, desde el principio, adoptó un protagonismo serio para el impulso de la línea recogiendo firmas y reuniéndose con los responsables municipales, sino también el resto de Asociaciones que trabajan en la zona, tanto en el barrio de La Corredoria como en Pumarín, Guillén La Fuerza, Teatinos, etc…, sin embargo se da la paradoja de que el movimiento asociativo está en crisis por falta de personas que lo impulsen.
La mayoría de las asociaciones están dirigidas por gente que lleva excesivo tiempo manteniendo el mando por falta de renovación de cargos y en este sentido creo necesario hacer un llamamiento a la colaboración.
Los vecinos, a mi juicio con excesiva frecuencia, critican el estado de las cosas, las situaciones que no les gustan pero lo hacen en las redes sociales desde teléfonos inteligentes y cómodamente sentados en sus sofás, permitiéndose incluso, sin mover el culo de sus asientos, cargar las tintas contra las asociaciones juzgando que no hacen nada o hacen poco.
Es necesario acercarse a las asociaciones y asociarse, entrar en el movimiento, no solo abonando la cuota anual sino ofreciéndose para participar en la junta directiva y proponer e impulsar proyectos, escuchar a los vecinos y llevar sus propuestas hasta los órganos de poder y colaborar en el desarrollo del movimiento asociativo en general tendiendo puentes con el resto de asociaciones e impulsando nuevos proyectos de mejora para los barrios.
Renovarse o morir es el título de esta entrada porque si desaparecen las asociaciones vecinales ¿quién exigirá, propondrá o planteará las necesidades de los ciudadanos?