La polémica puede estar servida pero el tratamiento que estamos dando al problema que plantea el patriarcado no está siendo efectiva porque el vídeo que ha colgado Cristiano Ronaldo en redes sociales demuestra que también él es víctima de la educación patriarcal.
Nuestros hijos e hijas fueron educados muy lejos de la igualdad en mi generación, antes y posteriormente y lo están siendo todavía. Aún forma parte de la lucha social si a la niña se le ponen pendientes o no y ya en la cuna se le viste de rosa mientras que a él se le viste de azul, cuando este debate debería estar ya superado.
Hay que acabar con el patriarcado y lo hay que hacer desde abajo, empoderando a las mujeres desde que nacen. El fútbol, pero también podríamos hablar de juegos de cartas y de otros muchos divertimentos, fueron creados para que el hombre se divierta y son excluyentes. Raramente observaremos a hombres y mujeres jugando al «tute», por ejemplo, que es un inocente juego de cartas pero además es también excluyente porque los hombres pasan de jugar con las mujeres y lo disculpamos diciendo que es a ellas a las que no les gusta ese juego pero eso no es así, ella, desde que nace se siente excluida de todas esas actividades.
El hecho de que la mujer esté incorporándose a un juego de machos como el fútbol ha sido consecuencia de una evolución de la educación hacia la igualdad que encuentra su máximo exponente en los colegios mixtos de niños y niñas cosa que no había en mi generación pero además porque la natalidad ha descendido hasta el punto de que nuestros hijos están recibiendo una educación personalizada y no grupal como era en mi generación lo que hace que a las niñas se las dispense más atención en lo que respecta a sus preferencias en el juego y en lo que sea y ella tiene acceso en igualdad a la televisión e Internet con lo que como cabía esperar empieza a rechazar las muñecas como juego preferente para ella.