Juan Gómez Bárcena es un escritor cántabro, provocadoramente joven, que al principio de su última novela «Ni siquiera los muertos» inserta una cita que atribuye a Donald Trump y que dice lo siguiente: «El mundo es un lugar feroz y despiadado. Creemos que somos civilizados, pero en realidad el mundo es cruel y las personas desalmadas; te muestran una cara amable, pero realmente quieren acabar contigo. Tienes que saber como defenderte. Las personas son malas y desagradables, y tratarán de hacerte daño para pasar el rato. Los leones de la selva solo matan en busca de alimento, pero los humanos lo hacen por diversión. Incluso tus amigos quieren destrozarte: quieren tu trabajo, tu casa, tu dinero, tu esposa y hasta tu perro. Y esos son tus amigos, tus enemigos son incluso peores«.
Leyendo la novela uno se siente inmerso en un Apocalipsis Now pero con acento español. Comienza casi como un libro de aventuras en la Nueva España en tiempos de la Conquista, para terminar resumiendo la historia de todos los transgresores que desde el principio de los tiempos reivindicaron, justicia, igualdad y libertad, y fracasaron para, como afirma el narrador en algún momento, entender que «El mísero lo es en todas las latitudes de la tierra y no hay en el mundo continente tan fabuloso como para cambiarlo«.
Su lectura me ha dejado una sensación de dolor que se prolongará en el tiempo, me dolerá recordar sus parajes y sus hombres y mujeres en su constante tránsito hacia el fracaso.
SINOPSIS: La conquista de México ha terminado, y Juan de Toñanes es uno de tantos soldados sin gloria que vagan como mendigos por la tierra que contribuyeron a someter. Cuando recibe una última misión, dar caza a un indio renegado a quien apodan el Padre y que predica una peligrosa herejía, comprende que puede ser su última oportunidad para labrarse el porvenir con el que siempre soñó. Pero a medida que se interna en las tierras inexploradas del norte siguiendo el rastro del Padre, descubrirá las huellas de un hombre que parece no solo un hombre, sino un profeta destinado a transformar su tiempo y aun los tiempos venideros.
Ni siquiera los muertos es la historia de una persecución que trasciende los territorios y los siglos; un camino que se dirige hacia el norte, siempre hacia el norte, es decir, siempre hacia el futuro, en un viaje alucinado desde la Nueva España del siglo xvi hasta el muro de Trump de nuestros días. Por él discurren antiguos conquistadores a caballo y migrantes que cabalgan los techos de la Bestia, indios sublevados y campesinos que aguardan con paciencia un mundo mejor, revolucionarios mexicanos que toman sus fusiles y mujeres asesinadas en el desierto de Ciudad Juárez. Todos ellos comparten un mismo paisaje y una misma esperanza: la llegada del Padre que habrá de traer justicia a los oprimidos.
En su nueva novela, Gómez Bárcena toma la realidad mexicana como pretexto para asomarse a la historia universal, en una lectura crítica que cuestiona la fe en el progreso y pone de relieve las promesas incumplidas del capitalismo. Con ecos de autores tan dispares como Joseph Conrad, Alejo Carpentier o David Mitchell, Ni siquiera los muertos es el viaje de dos hombres sin hogar que avanzan porque ya no pueden retroceder, y es también una reivindicación de justicia para los perdedores de la Historia.