Un día pregunté. Abuela ¿Por qué la guerra? Y mi abuela, una vasca escasa de palabras que se vio obligada a sufrir la contienda y defender a sus hijos ante la sinrazón, me respondió lo siguiente: En ambos lados había buena gente y canallas y no siempre supieron elegir quien mandaba. Y es que sobre la guerra civil española no se han hecho tantas películas y por ello siempre que accedo a una, lo hago con la inquietud de tener que enfrentarme a un tema muy duro para mí. La Trinchera infinita, visible ya en NETFLIX es sobre todo un film de una enorme honestidad. Sus directores, el trinomio Garaño, Goenaga y Arregi han realizado un film absolutamente imprescindible aunque tan solo aborde un aspecto de las consecuencias de la guerra, el tema de los topos.
Los topos existieron aunque no creo hubiera tantos cuya historia se aproxime a la que aquí se cuenta a pesar de que según dicen sus creadores, está inspirada en un hecho real. De cualquier manera no solo te la crees es que la sufres, sientes sus miedos, angustia, la asfixiante desesperación y al final una mezcla de serenidad por agotamiento en similitud con lo vivido en la realidad cotidiana de la España de posguerra.
Los protagonistas: Antonio de La Torre Martín y Belén Cuesta, merecedora de un Goya según la Academia de cine española, están absolutamente magníficos.
Cuenta en Filmaffinity con una puntuación de 7,6 y una SINOPSIS que dice lo siguiente:
Higinio y Rosa llevan pocos meses casados cuando estalla la Guerra Civil, y la vida de él pasa a estar seriamente amenazada. Con ayuda de su mujer, decidirá utilizar un agujero cavado en su propia casa como escondite provisional. El miedo a las posibles represalias, así como el amor que sienten el uno por el otro, les condenará a un encierro que se prolongará durante más de 30 años.