Miniserie dramática de 10 episodios de menos de una hora que se estrenó en NETFLIX en octubre pasado. Su título original es Maid y está dirigida por Molly Smith Metzler que es coautora también del guion que su vez está inspirado en el libro homónimo y autobiográfico de Stephanie Land, que habla de la voluntad de una madre por sobrevivir.
Está protagonizada en sus principales papeles por Margaret Qualley que da vida a la joven madre de una niña de 3 años que lucha por salir adelante, Andie MacDowell que representa a su madre en la serie y que lo es además en su vida real, Nick Robinson y Anika Noni Rose.
Que en el equipo de producción haya gente que lo hizo en la conocida serie Shameless se puede notar en la puesta en escena de buena parte de la serie con continuos flashback de visiones o pensamientos de la protagonista que ayudan a la narración.
Con un primer episodio tan duro sus creadores parecen enviar al espectador el mensaje de que si después de esto la protagonista no se vuelve loca como su madre y tu no dejas de ver la serie, mejor te preparas porque los siguientes capítulos serán aún más duros. Pero aunque el relato fotográfico es ágil y el trabajo tanto de la protagonista como su madre es fantástico, algunos episodios pierden intensidad y se vuelven algo reiterativos, sin caer en el desinterés.
No obstante, la miniserie puede resultar una buena radiografía del ultra capitalismo. Ese modelo en el cual todos parecen estar cabreados pero solo la escala mas baja sufre de verdad sus consecuencias y lo peor es que esto es así por voluntad humana como todo lo que hace siglos sucede en el planeta en materia social. Solo nosotros lo podemos cambiar, pero por alguna extraña razón que me moriré sin entender, ni siquiera parece que lo intentemos en serio.
Además nos habla del maltrato afectivo. De la necesidad de ser independiente económicamente para librarse del posible abuso y de la importancia de nuestros actos y determinaciones a la hora de contar con un futuro. En definitiva y a mi juicio se trata de una serie emotiva a pesar de sus carencias que recomiendo especialmente a los jóvenes porque aunque por momentos resulta asfixiante, la escena final nos indica un camino de esperanza cuando sobre el sonido de la canción Let Go de Sharon Van Etten se escuchan las palabras de la protagonista subiendo a un monte desde el que se divisa la ciudad de Missoula.
Mucha gente apostaría a que una madre soltera no superará la universidad porque no saben lo que costó llegar. Haber limpiado 338 retretes, siete tipos de ayudas del gobierno, nueve mudanzas distintas, una noche en el suelo de la estación del ferry y todo en el tercer año de la vida de mi hija. Pero cuando lleguemos a Missoula, subiremos al monte Sentinel y podré contarle a mi hija que todo aquel mundo es para ella.
Cuenta en Filmaffinity con una puntuación de 7,5 y una SINOPSIS que dice lo siguiente:
Una madre soltera hace trabajos domésticos para llegar a fin de mes mientras lucha contra la indigencia y la burocracia.