El término gerontofobia algunos también denominan gerascofobia, nació para describir el miedo de los humanos a envejecer, una reacción irracional que se puede convertir en una obsesión patológica al intentar mantener a toda costa un aspecto y actitud que se asocia con la belleza y el éxito ante los demás aunque es un hecho que cada día nuestras expectativas de vida aumentan y por lo tanto nuestro deterioro es cada vez más evidente a pesar de nuestros esfuerzos por ocultarlo.
Pero acaso el efecto más pernicioso es, su deriva hacia el edadismo o la estereotipificación y discriminación hacia las personas o colectivos por motivo de edad. Esto siempre ha estado fuera del debate y sin embargo, ahora más que nunca necesitamos una reflexión, hacer pedagogía y tratar de quitar el peso excesivo que tienen tanto la juventud como la vejez, la primera sobrevalorada en la mayoría de sus aspectos y la segunda infravalorada en exceso.
La primera consecuencia negativa de esto ha sido la beatificación de las residencias para la tercera edad, esos lugares asépticos y organizados a los que se va cuando no queda más remedio y sin vuelta atrás o lo que es lo mismo, con el objetivo único de esperar la llegada del último día. Espacios dirigidos y manejados por personal joven, sin formación suficiente en el tratamiento hacia las personas a las que atienden e insuficientemente pagados porque los políticos y la sociedad en general se ha encontrado desbordada por el fenómeno de la gerontología.
Como suele ocurrir en situaciones extremas este fenómeno ha alcanzado vigencia durante la pandemia en forma de número de muertos por mala asistencia, por falta de prevención pero sobre todo por la creencia de que los ancianos somos un grupo que supone mucho costo y no produce nada y cuyo valor añadido como la experiencia, la cordura o la cultura social, no ha ganado peso suficiente por lo que no se tiene en cuenta.
El primer intento de los políticos tanto de Madrid como de Barcelona para ocultar la situación en los geriátricos fue dejar de informar con claridad, crear confusión pues mientras por un lado se avergonzaban del triaje impuesto por el otro lo consideraban absolutamente necesario y así, la presidenta de la comunidad madrileña, Sra. Ayuso llegó a decir en sede parlamentaria que no deberíamos hacer de la anécdota categoría.
Pero los políticos no son marcianos que llegaron de otro planeta para arreglar nuestra vida, los políticos son otro subproducto social, son los individuos mediante los que la sociedad excreta sus carencias y derivas o como tal lo veo yo. Por eso y por que considero más necesaria que nunca la claridad y el debate, me gustaría recordar las palabras de Margaret Atwood, autora de “El cuento de la criada”: La democracia cada día está más amenazada, ya que nada como una crisis para permitir que un régimen autoritario arroje por la borda los derechos civiles, las libertades democráticas y los derechos humanos. Parte de esa táctica consiste en el siempre popular movimiento hacia el apagón totalitario de la información y el debate. Es imprescindible que las vías de comunicación se mantengan abiertas e independientes.