El Gambito de dama es una conocida apertura de ajedrez. Pero a partir de ahora será también el título de una miniserie de 7 episodios de menos de una hora producida por NETFLIX que ha sido creada por Scott Franck y Allan Scott basada en la novela homónima que Walter Tevis publicó en 1983. Según he leído, Allan Scott, autor del guion, adquirió los derechos en los años 90 con el objeto de llevarla al cine, pero no lo consiguió. Posteriormente se asoció con Scott Franck y lo han convertido en esta miniserie cuyo título original es The Queen’s Gambit.
No había leído la novela en la que está basada la serie pero si conocía a su autor Walter Tevis, por haber leído algunos cuentos y otra de sus novelas: «El hombre que cayó a la tierra» de ciencia ficción y que casualmente fue llevada también al cine, interpretada por David Bowie, de esto hace ya bastante tiempo.
Me consta que el autor de la novela era buen conocedor de esta disciplina deportiva, lo que no es mi caso pues aunque me atrajo siempre, nunca llegué a jugar bien. En uno de los pasajes de la serie, recuerdan la frase del biólogo inglés Thomas Huxley: «El tablero de ajedrez es el mundo, las piezas son los fenómenos del universo, las reglas del juego son lo que llamamos las leyes de la naturaleza» Lo que da idea de la importancia que siempre ha tenido este juego para el hombre.
No obstante lo dicho, en mi opinión esta serie no va del juego, digamos que el ajedrez es utilizado como hilo conductor para contar una de esas historias que los hombres necesitamos para emocionarnos y darle sentido a la sinrazón que vivimos a diario. Y aunque el primer episodio parece un tanto oscuro y tedioso, al tiempo que las escenas avanzan, te cautiva la visión de esa pequeña que el azar impide que muera en el premeditado accidente de tráfico que acaba con la vida de su madre y con el que arranca la serie y que culmina ganando al campeón del mundo de ajedrez en Moscú durante la guerra fría.
Pero sobre todo es una serie feminista en la que parece que tanto sus creadores como el autor de la novela que los inspiró pretenden homenajear la inteligencia y capacidad de la mujer ante una disciplina en la que ha reinado y reina, de manera casi indiscutible, el hombre y su inagotable vanidad. Y tanto ha sido así, que en las redes se ha desatado la polémica sobre lo poco creíble que resulta la ficción como consecuencia de la diferencia entre los cerebros de los hombres y las mujeres, consideradas inferiores para el ejercicio del juego, lo que ha dado lugar a que Carmen López publicara un artículo en El País bajo el título: ¿Es verdad que las mujeres juegan peor al ajedrez que los hombres?
La estética tanto de Anya Taylor-Joy la actriz que da vida a Beth Harmon, como de toda la serie en general, imágenes, la luz, el paisaje, las casas, los distintos escenarios y los diálogos. Así como la oportuna aparición de los distintos personajes y situaciones que van sucediendo para formar/perfilar la personalidad de esa atractiva criatura que imagina los escaques del tablero dibujados en el techo para practicar el juego, son excepcionalmente atrayentes.
Para entender lo que pretendo decir, reproduzco las palabras de la protagonista a inicio del cuarto episodio, desolada ante la muerte por segunda vez de su madre (en este caso su madre adoptiva): No hay que temer la oscuridad. Incluso me atrevería a decir que no hay por qué temer nada, nunca. La persona más fuerte es aquella que no teme estar sola. Son los demás de quienes debes preocuparte. Porque los demás te dirán qué debes hacer y cómo sentirte. Y sin apenas darte cuenta, estarás desperdiciando tu vida buscando algo que otros te han dicho que busques. Pero algún día te quedarás sola, así que debes aprender cuanto antes a cuidar de ti misma.
Cuenta con 7,8 puntos en Filmaffinity y una SINOPSIS que dice lo siguiente:
Kentucky, años 50. En plena Guerra Fría, la joven Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) es una huérfana con una aptitud prodigiosa para el ajedrez que lucha contra la adicción mientras trata de convertirse en la mejor jugadora del mundo.