Hoy lunes 13 de abril de 2020, superada la semana santa, afrontamos otros siete días de confinamiento sabiendo que las autoridades extienden el estado de alarma hasta prácticamente el final de mes. En lo personal nos encontramos bien tanto física como anímicamente, incluso sintiendo que lejos de aburrirme, carezco del tiempo necesario para llevar a cabo lo que deseo hacer. Estoy leyendo dos libros de manera simultánea y viendo series y películas que suelo comentar en este mismo espacio
Tanto los medios de comunicación como las autoridades sanitarias aunque estas con más reservas, parecen estar de acuerdo en que nos encontramos en el acmé de la pandemia y por lo tanto, todo lo que venga después será necesariamente positivo cosa que carece de certeza científica y creo yo que obedezca más bien a las ganas que tenemos de que nuestra vida recupere la normalidad
Lo cierto es que desde Corea, el país que mejor ha controlado hasta el momento la infección por el coronavirus, alertan que se están detectando nuevos contagios entre gente dada de alta por haber superado la enfermedad Covid-19, lo que de ser así, significaría que superar la enfermedad no garantiza inmunidad definitiva ante la misma. Además otros científicos afirman que el coronavirus ha venido para quedarse y que la enfermedad por él producida se convertirá en estacional y por lo tanto, nos tendremos que acostumbrar a vivir con ella y aprender a automatizar protocolos que eviten contagios como lo hemos hecho con otras enfermedades.
Decía Nietzsche que la esperanza es el peor de los males pues prolonga el tormento del hombre, pero la experiencia nos dicta que aquello que no nos destruye, nos fortalece, por lo tanto a buen seguro saldremos de esta como lo hicimos de otras, pero cómo lo haremos, ya no es tan fácil de predecir.
En lo económico, Paul Mason afirmaba en una entrevista para El Confidencial, «Lo ocurrido forma parte de una crisis general del capitalismo: el modelo económico no funciona; el orden multilateral se está fragmentando; la creencia en la racionalidad y el estado de derecho está bajo ataque; el planeta se está quemando, y nuestro agotamiento de los bosques y la urbanización vertiginosa han abierto la puerta a los virus zoonóticos. Es reconociblemente similar a la crisis general del feudalismo del siglo XIV y espero que el resultado sea, como en Florencia y París entonces, revueltas bajo la bandera de la libertad», Augurando que dentro de un año toda la zona euro se asemejará al estado en el que se encontraba Grecia en 2015.
En nuestro país parece que se está trabajando en serio en la implantación de una renta básica universal que nos ayude a superar la crisis.
A nivel internacional sin embargo, una terrible certidumbre nubla el cielo, la banca está comprando a precio de saldo la deuda de los estados soberanos y de esto seguir por donde parece inevitable que siga, Ni Trump, ni Xi Jinping serán los dueños del mundo pues lo serán los bancos centrales.
Por otra parte, el teórico y filósofo de la ciencia política británico, John Gray afirma en el diario El País que la hiperglobalización de las últimas décadas tampoco va a volver. El virus ha dejado al descubierto puntos débiles fatales del sistema económico parcheado tras la crisis financiera de 2008. El capitalismo liberal está en quiebra.
Y el paleontólogo Eudald Carbonell dice “Esta no es solo una crisis sanitaria, es una crisis social y universal, es el colapso del sistema por no haber afrontado cambios estructurales cuando hace unos años tuvimos ya las primeras advertencias”.
Os dejo, además de desearos infinita paciencia, os paso enlace al último cuento que escribí, se titula LA EQUIVOCACIÓN y espero os guste.