Wild wild country es el título que los hermanos Maclain y Chapman Way dieron a la miniserie documental creada por ellos y compuesta por 6 episodios de aproximadamente una hora cada uno, dedicada al desembarco en Oregón del gurú Bhagwan y su comunidad Rajneeshpuram que podemos ver en NETFLIX.
Cuenta con una puntuación de 7,5 en Folmaffinity y una SINOPSIS que dice lo siguiente:
Cuando en 1981 el venerado gurú hindú Bhagwan, controvertido líder de la secta Rajneesh, y muchos de sus fanáticos seguidores comienzan a construir una ciudad utópica en medio de la nada al lado de la pequeña población de Antilope, Oregón, los conflictos con los lugareños traspasarán las fronteras del estado. Lo que sucedió en los años siguientes afectaría a todos los implicados en esta extraordinaria historia sobre los Rajneesh.
Con frecuencia los documentales referidos a sectas o movimientos religiosos suelen ser tremendistas y por eso comencé a verla con un cierto escepticismo que desapareció a medida que avanzaban los capítulos. Los gurús, sanadores, etc. no tienen ningún interés para mí en el sentido de que son producto de la necesidad que tenemos los humanos de creer y de seguir lo que sea, a profetas, sanadores e iluminados y en este sentido este es uno más.
Al margen de los grandes, los que han creado movimientos con tendencia a perpetuarse como los cristianos, musulmanes, budistas, siempre han nacido como setas, aquí y allá pequeños personajes que se han llevado lo suyo porque todos tienen el denominador común de pretender ganarse la vida o hacerse millonarios gracias a los miles o millones de incondicionales que les siguen y les veneran.
El último y más absurdo del cual he tenido conocimiento se hace llamar Braco The Gazer, un tipo que recientemente fue la estrella principal de la Feria Magic Internacional dedicada a fenómenos alternativos y paranormales. Un tipo al que siguen por el mundo médicos, estrellas, modelos y otras figuras que presencian sus espectáculos consistentes en salir cinco minutos al escenario en absoluto silencio, mirando fijamente al auditorio, sin un gesto, sin una palabra y que tan solo con esa presencia, una parte de su público entre en trance. Es la forma más tonta que yo encontré en un ser humano para poderse comprar coches de lujo que es lo primero que hace este tipo de personajes.
Pero no quiero caer en el tremendismo negacionista, que cada cual crea y siga lo que le salga de la testiculina o la ovarina. Lo que si diré es que el documental es muy interesante y ayuda a entender muchas cosas de las sociedades que protagonizamos los humanos. A no ser porque sabes que no intervienen actores, que las entrevistas y las imágenes son reales, pensarías que es todo inventado. De hecho los estadounidenses le han aplicado la etiqueta «stranger than fiction (más extraño que la ficción)» que utilizan para definir aquellas obras de no ficción que por lo insólito que exponen resulta hasta difícil de imaginar en un relato ficticio.
Creo que Bhagwan, el gurú que protagoniza este documental era un tipo muy inteligente que intentó crear una comuna que otorgaba a los que la componían todo lo que el resto de la sociedad le negaba, amor, fiesta, libertad, sexo, todo eso que anhelamos pero se nos niega porque las religiones, los gobiernos, las leyes nos encorsetan, encauzan, dirigen y adocenan. Cosa que en cierta manera él también hacía pero sin que sus seguidores fueran conscientes de ello.
Demostró ser inteligente también a la hora de elegir su staff en especial a Ma Anand Sheela, su secretaria y lugarteniente, una mujer más inteligente que él aún, con una capacidad de síntesis, sentido logístico y de empresa tremendo, que se desenvolvía de maravilla a la hora de hacer una de las cosas más complicadas como es el hecho de manejar grandes equipos de personas y conseguir que funcionaran como máquinas perfectamente engrasadas. Cualquiera que haya tenido que manejar equipos humanos en su profesión como lo hice yo, sabe bien de lo que hablo.
Y el gurú supo enamorarla. Decía ella para describir la primera vez que lo vio: Lo vi salir con una túnica blanca hasta los pies, muy austera, y tenía una barba larga, parecía un sabio. Me atraía su irreverencia. A una mujer tan inteligente estaba claro que ese tipo de cosas son las que le podían atraer y no otras.
Pero además la enseñó a ser fuerte o utilizar su fuerza interior para que no la atenazara el miedo. Como decía Bob Marley: Nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción que te queda.
Pero hay otras cosas que se evidencian en el documental, por ejemplo las tremendas dificultades que tiene el ser humano para admitir al diferente. El pequeño y medio desértico pueblo de Oregón donde se asentaron, no soportaba de ellos su manera de vestir, que se lo pasaran bien, que rieran constantemente, que hicieran el amor y se pasearan en pelotas porque no encajaba con el sesgo de confirmación de cada uno de ellos y esto se retroalimentó de tal modo que se podrían haber terminado matando unos a otros. Si en lugar de eso, hubieran intentado por un momento entenderlos, asimilar parte de su filosofía, hubieran salido ganando todos y acaso el resto del mundo.
En el documental hablan los propios protagonistas que ahora son todos muy mayores, cuentan como vivieron la experiencia y también se facilita una entrevista realizada a Sheela, al cabo de un año de su estancia en la prisión Pleasonton Federal Priso para una televisión que solicita se dirija al pueblo de Oregon, y ella responde: Le digo al pueblo de Oregón que no entendisteis a Bhagwan, ni sus enseñanzas, ni a Sheela. Os perdisteis a los rajnishes, sus negocios, su inteligencia… y su habilidad tan especial para celebrar y reir. Me rio yo más que vosotros, que aquellos que afirman alegrarse de que Sheela esté en prisión.
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