Abstención-Normalización

Futuro tan incierto como no deseado

Se sienten suspiros de alivio, sobre todo en la izquierda, pero también en la derecha moderada. No entiendo ninguno, estas elecciones solo indican que la cosa va empeorando de manera progresiva, lenta pero sin pausa. Como indica la propia candidata extremista Le Pen, ellos han alcanzado techo en una Francia que siempre votó al centro-izquierda, aunque yo pienso que en realidad han alcanzado el verdadero triunfo en lo que se refiere a la normalización de las posiciones ultras.

El sistema electoral francés de la segunda vuelta, cuando los elegidos para la presidencia son solo dos y están tan juntos en cuanto a posibilidades, es casi una lotería porque cabe preguntarse ¿qué hubiera pasado si todos aquellos que le votaron el domingo y que no le tragan, hubieran decidido al final, quedarse en casa por envidia, cabreo etc. como hicieron tantos otros que no movieron el culo del sofá? Pues que hoy los alivios serían lamentos y Macron pasaría de rey a villano.

Francia representó siempre para el resto de Europa el reservorio de Libertad, Justicia y Fraternidad, pero sobre todo para los españoles por razones de proximidad. Algunos interiormente sentíamos el pálpito de que si la cosa se ponía mal, cruzar los Pirineos no era tan difícil. Eso o, sobre todo, después del 74, cuando tuvo lugar la Revolución de los claveles, nuestra valiente y amable Portugal era y sigue siendo otra opción.

No es lo mismo que un país como Hungría caiga en manos de los ultras. Si Francia lo hace, la normalización será general y detrás irán otros países. Así, después de que los cabreados y antisistema comprueben las consecuencias del desatino, no habrá otra opción que comenzar de cero y partirnos la cara.

Y, ¿ahora qué?

La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz (Thomas Mann)

La información sobre las intenciones de Putin que facilitaba Estados Unidos, era buena, no exageraba, ni mentía y ahora lo sabemos. También que la OTAN carece de ganas y fuerzas para mantener un equilibrio con él y, por lo tanto, no intervendrá militarmente. Algún día, sin mucho tardar, nos preguntaremos ¿de qué sirve mantener una organización como la del Atlántico Norte si llegado el momento se cruzará de brazos?

Esto me recuerda aquel chiste tan malo como cargado de homofobia que de niño escuchaba: No te pego porque me puedes, pero te odio, te odio, te odio. La especie humana es capaz de lo peor y esto, lo peor quiero decir, todavía no vino. Por ejemplo, Las violaciones de mujeres y niñas, secuelas infantiles, muertes por desabastecimiento y tantos otros efectos colaterales de las guerras que en lo sucesivo alimentarán nuestros informativos.

Y, ¿ahora qué? Vuelvo a preguntarme, porque sabemos que Putin no parará, pero sus verdaderas intenciones siguen siendo pura incertidumbre. ¿Acabado esto que me niego a definir, se fijará en otro país o se frenarán aquí sus megalómanos pensamientos de imperialista ruso?

Y en tanto en tanto discutimos y debatimos sobre lo divino y lo humano. Como enviar armas al país agredido para que su agonía se alargue, o iniciamos una diplomacia que no somos capaces de aplicar ni siquiera dentro de nuestro propio gobierno, la sucesiva ola de personas huyendo de la muerte, seguirá creciendo de manera exponencial hasta minar los ánimos humanitarios de los que está haciendo gala esta Europa criada en el buenismo capitalista y la comodidad fácil.

Sabemos igualmente que el termómetro de la generosidad varía su curva de ascenso en la medida que los informativos cambien el orden de sus relatos y eso lamentablemente también llegará. Lo que sí tenemos por seguro es, que las necesidades de los refugiados no decrecerán, seguirán necesitando de nosotros por mucho tiempo, poniendo en marcha el carro de las reticencias de los distintos países a la hora de pactar las cuotas de participación en el reparto del gasto.

Para colmo, las medidas económicas de estrangulamiento sobre Rusia, solo funcionarán a largo plazo y cuando la masacre ya haya sido perpetrada, porque la marcha atrás no existe. Y, a largo plazo, nosotros, la vieja Europa sufrirá con ellas tanto o más, viéndose obligada a asumir desde la escasez de recursos, hasta la subida de precios energéticos y la descompensación de las balanzas de pagos. Sé, que tanto pesimismo me convierte en agorero a los ojos de muchos que me leen, pero me da igual mientras yo no me sienta así. Lo malo es que ahora, mi respuesta a la pregunta del encabezamiento, es efectivamente muy pesimista.

Última opción

Ante la única emergencia.

Cada vez que concluye un proceso electoral siento una sensación de descanso porque a su vez terminamos con la campaña que nos acerca a él y que siempre es agotadora. Las de Castilla-León no deberían ser una excepción, pero para mí lo han sido. Anoche toda la izquierda sintió en la nuca el aliento de la ultraderecha y eso crea tensión.

La gente que sentimentalmente se considera a la izquierda del PSOE, confía en la opción de que se forme una plataforma al rededor de Yolanda Díaz que aúne todas las fuerzas posibles cómo única manera de frenar el avance de la ultraderecha.

Personalmente, opino que ciertamente la única emergencia ahora mismo es frenar a la ultraderecha de Abascal impidiendo que entre en el gobierno de la nación, pero no pienso que esa plataforma posible lo logre si es que se llega a formar.

Estoy convencido de que el único partido que puede frenar a la ultraderecha dentro de la izquierda, dando por hecho que el PP ha fracasado ya en el intento, es el PSOE. Por lo tanto, la única posibilidad desde mi punto de vista sería que toda la izquierda sin excepción cierre filas con ellos, aunque me temo que no lo harán, y sucederá probablemente lo peor.

Incoherencia indecente

El sentido crítico es una planta que debemos cuidar.

La sociedad evoluciona de manera continua, pero tan lentamente que resulta imperceptible a no ser que de vez en cuando nos sacudan con algún hostiazo de realidad como la última encuesta publicada hoy por el grupo Prisa.

Ve tu a saber que preguntas se hicieron, a qué sector poblacional y con cuanta mala intención. Solo me hicieron una encuesta en la vida, poco para una extrapolación, pero finalizada me pregunté ¿para que coño servía aquella mierda por como estaba realizada y por la poca capacidad y profesionalidad del encargado que hacía el trabajo?

Me sorprende por un lado que a un porcentaje próximo al 50% le satisfaga la gestión del gobierno de izquierdas vigente, mientras que se augura una bajada notoria de intención de votos en favor de un crecimiento de la derecha en general y de la ultraderecha en particular.

Esto supone que muchos que objetivamente serian incapaces de votar a Vox y mucho menos decirlo, pero que intrínsecamente añoran los tiempos en que la mujer era una criada que apenas levantaba la voz al marido o aquellos otros ciudadanos que simplifican su propia realidad y la del país, creyendo que los inmigrantes y los comunistas que defienden sus derechos tienen la culpa de su singularidad fallida, se unan a esta horda de necios que conforman la derecha más radical no solo aquí sino en otros países que antes fueron referentes de democracia, igualdad y fraternidad.

En Francia, por ejemplo, un ex tertuliano de nombre Éric Zemmour que ha robado parte del físico a Aznavour , se otorga a sí mismo la categoría de intelectual por afirmar que hace el esfuerzo de tratar de entender su historia y la situación en que nos hallamos que siempre juzga penosa, aunque con esa lectura sería intelectual incluso yo. El caso que emulando a un Boris Johnson que admira, aspira a gobernar Francia prácticamente con los mismos argumentos que enarbola en nuestro país el líder de nuestra ultraderecha.

La ciudadanía pierde coherencia por falta de sentido crítico y esta ausencia propicia el avance de los peligrosos sesgos que maneja nuestra mente convirtiendo nuestros actos en errores. De estos cometemos muchos durante las elecciones porque no valoramos suficientemente lo que hacemos o quitarle importancia al acto y más tarde enmendar los errores es imposible. Alemania encumbró a un hombre que parecía inofensivo y que lideraba un partido que se denominaba Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), que con el poder en la mano se convirtió en una bestia indecente imposible de parar.

Quien escuche estas palabras las podrá en cuestión por exageradas para sus sesgos y fuera del tono moderado que se espera de un ciudadano coherente, pero la coherencia se convierte en incoherencia indecente cuando abandonamos nuestro sentido crítico para seguir nuestros sesgos y prejuiciar en lugar de detenernos a entender. Un error en el que caemos todos en mayor o menor medida.

Somos

Ignorantes, generosos o de derechas.

Necesito abrazar el concepto “Ignorantes, generosos o de derechas” para entender el titular según el cual dicen las encuestas que el Partido Popular gobernaría con el apoyo de los ultras si tuvieran lugar hoy las elecciones.

Y lo digo porque el Partido Popular es la única organización política en la historia de la democracia española que cuenta con una sentencia del Tribunal Supremo consagrando su triple corrupción a nivel municipal, autonómica y estatal, lo que quedó al descubierto con las investigaciones de la trama Gürtel.

El próximo año se cumplirán 20 años de la boda que tuvo lugar en El Escorial entre la hija de Aznar y Alejandro Agag, una boda que a consecuencia de los fastos, la periodista Carmen Rigalt bautizó como la de la “tercera infanta”.

Por una pasarela de invitados vista por todo el país a través de las cámaras de televisión, desfilaron las fuerzas vivas de la era Aznar, y entre ellos muchos, yo diría que demasiados, fueron terminando en el banquillo de los acusados por distintas corruptelas y condenados a significativas penas por lo que otra conocida periodista, columnista entonces del diario El Mundo Lucía Mendez, calificó el evento como “La maldición de El Escorial”.

Pocos meses después de aquel evento un buque mercante, el petrolero monocasco Prestige protagonizaba ante las costas gallegas uno de los mayores desastres ecológicos y el Partido Popular llevó a cabo la peor gestión posible haciéndose famosas por ejemplo, las declaraciones de dirigentes como Rajoy calificando de hilos de plastilina lo que salía por las grietas del barco. Al final el costo de la tragedia supuso 12 000 millones de dólares.

No obstante, a pesar de lo escandaloso de la cifra, fue mucho peor el rescate a la banca que nos trajo la burbuja inmobiliaria, más de 64.000 millones de euros incluyendo el Fondo de Garantía de Depósitos, de lo cual apenas se ha devuelto una mínima cantidad dando por perdido el resto.

Mientras tanto y a consecuencia, el intento de salida de la crisis nos dejó una ley laboral que precarizó a la población más endeble, un empobrecimiento de la clase trabajadora y una masa de pobres que todavía se preguntan que hicieron ellos para pagar una factura que no les correspondía.

De ahí que iniciara este post con el concepto de que o somos muy ignorantes o muy generosos a la hora de pasar página o la mayoría somos individuos de derechas estigmatizados por prejuicios y sesgos que nos impiden juzgar con rigor la historia.

Editorial torticera

Algún día la razón se abrirá paso por encima de intereses partidistas

También otros medios pero especialmente El Mundo, y lo demuestra su editorial de hoy, ha perdido su dignidad profesional al dejar de practicar un periodismo independiente para someterse a la nómina de un partido político de la derecha como es el Partido Popular defendiendo día tras día sus tesis o cualquier tesis que les favorezca.

Esta vez va de las declaraciones de Arnaldo Otegi comentadas por doquier cuando se cumplen 10 años del abandono de las armas por parte de la organización terrorista ETA. Reproduzco textualmente “Resulta vergonzoso para la democracia y humillante para las víctimas que diez años después de la autodisolución de ETA, la izquierda independentista vasca -a cuyos votos han fiado Pedro Sánchez y sus ministros la continuidad del Gobierno progresista- no rompa definitivamente el lazo que le sigue atando a un no tan lejano pasado terrorista”

Quien tenga humor para leer todo el editorial se dará cuenta de que no informa, tergiversa las palabras imponiendo su propia interpretación y aplica un pensamiento revanchista que no corresponde con la obligación de un periódico que aspira a tener la proyección nacional de informar a toda la ciudadanía y no solo a los votantes o posibles votantes del Partido Popular.

Cabe preguntar al responsable del escrito, cuanto tiempo según él tiene que pasar desde la deposición de las armas para que se pueda comenzar a pasar página y saber así cuando la derecha va a dejar de aprovecharse del dolor de las víctimas.

Las tesis que defiende esta editorial son las mismas que expresaba ayer Cuca Gamarra y muy lejos de informar, intenta crear un estado de opinión alimentando sesgos y prejuicios entre aquellos ciudadanos que no hagan un esfuerzo por informarse a fondo y se queden en los titulares.

Muchos seguramente han visto la película Maixabel y acaso los documentales de Jon Sistiaga “Eta, el final del silencio” y de no ser así se los recomiendo para que se acerquen un poco a la verdad sin las manipulaciones de la derecha solamente, y entre la derecha incluyo también al periódico mencionado que parece figurar en su nómina, pero quieran o no, algún día habrá que pasar página, ya que solo de esa manera se podrá comenzar a mitigar el dolor y alcanzar algún tipo de normalidad.

Es una realidad que el Partido Popular ha sufrido en sus propias filas los efectos tremendos de la ceguera terrorista como también lo ha sufrido el Partido Socialista y sobre todo los cientos de funcionarios de la Guardia Civil y de la Policía Nacional cuando solo cumplían con su deber, eso lo sabemos y condenamos todos y de ello sin duda, también se han ido dando cuenta los miembros de la organización a medida que se han ido quitando la venda de los ojos. Pero también es una realidad que el Partido Popular se niega a pasar página porque en el caladero terrorista ha captado muchos votos de manera torticera, demasiados y parece que lo quiere seguir haciendo.

Estoy seguro de que a medida que el tiempo transcurre, algún tipo de razón se abrirá paso por encima de intereses partidistas y por eso creo que la mayoría de la ciudadanía será lo suficientemente inteligente como para entenderlo así y no dejarse engañar.

Tribunal Constitucional

Guerra civil soterrada

El encono político, ese “guerracivilismo” que impide que los dos grandes partidos, los más votados, se pongan de acuerdo ni siquiera en la renovación de las instituciones y al que no son ajenos los miembros del Tribunal Constitucional de mayoría conservadora y perdón por el eufemismo porque quería decir de derechas, es el causante del reciente revuelo causado por su última sentencia, aquella que pone en entredicho no tanto el confinamiento en sí, como el modo de llevarlo a cabo por parte del gobierno.

A pesar de que ha transcurrido más de un año, no es tiempo suficiente para que no recordemos, cada momento vivido y sufrido y también las consecuencias de una oposición que desde que se constituyó el ejecutivo ha practicado un tipo de “trumpismo” consistente en considerar ilegal al gobierno. De hecho, en su afán por politizar al alto tribunal, el Partido Popular ha conseguido que siga siendo su número impar y con mayoría de su cuerda.

Por eso, que la medida que estamos comentando tomada por el Tribunal Constitucional es política y con el objeto principal de desprestigiar y causar daño en un gobierno que el propio tribunal considera contrario a su ideología, no creo sea duda para nadie y que elucubran con la medida como bien dice Margarita Robles, tampoco. Porque si no es así, cómo se puede entender que para argumentar su sentencia se diga que si se permite tal laxitud se estaría otorgando al Ejecutivo “la posibilidad de limitar otros derechos fundamentales garantizados por nuestra norma fundamental, de forma generalizada y con una altísima intensidad, mediante el simple expediente de afirmar (unilateralmente, sin posibilidad de debate y autorización parlamentaria previos, ni de control jurisdiccional) su carácter ‘meramente’ restrictivo, y no suspensivo”; y si esto no es elucubrar de que otro modo se puede definir.

Uno de los trabajos de la política consiste en pactar, elaborar, leyes y llegar a acuerdos para facilitar la vida entre las personas, limitando que estas tengan que acudir a la justicia para conseguirlo. Pero el enconamiento político, ese “guerracivilismo” al que me refería al inicio, ha judicializado la política de tal modo que se den imputaciones a policías, como ha ocurrido en Madrid, por entrar a patadas en una vivienda, así como imputaciones a los titulares de la misma por un delito de atentado ante la autoridad.

Opino que la derecha seguirá actuando, influyendo en todas las instituciones, condicionando a una parte de la prensa y utilizando cualquier medio que encuentre a su alcance y, en el saco de la derecha meto también a la mayoría del Tribunal Constitucional, hasta conseguir arrojar del gobierno a los que ellos consideran rojos que no merecen permanecer ahí ni un minuto más.