Intimidad

La violencia de la intimidad, otra deriva del hetero patriarcado.

«Intimidad» es el título de una serie española compuesta por 8 episodios de 50 minutos aproximadamente, realizada por la productora Txintxua Films para NETFLIX donde fue estrenada recientemente. Ha sido dirigida por  Jorge Torregrossa García, junto a Ben Gutteridge, Marta Font y Koldo Almandoz e inteligentemente escrita por Laura Sarmiento (Matadero) y Verónica Fernández (Hache) que parecen tener claro su propósito.

Nos encontramos ante una serie a medio camino entre un thriller político y un alegato contra la cultura hetero patriarcal y sus derivadas machistas, al que da vida un elenco de actores, compuesto mayormente por mujeres que realizan un buen trabajo.

En una entrevista que le hicieron a Julia Otero en el programa «Lo de Évole» y que se emitió en La Sexta, esta afirmaba, que su padre tenía un mal concepto de los hombres por su actitud hetero patriarcal, hasta el punto de no desear que su primer hijo y último porque ella es hija única, fuera una niña por temor a que sufriera en la vida. Añadía, además, que la actitud de su padre tuvo mucho que ver con que ella desarrollara un fuerte sentimiento feminista.

Al escucharla pensaba que a mí me sucede algo parecido, yo tampoco mantengo una buena química con los de mi género por las mismas razones. Quizá por ello he sufrido un poco con la serie que me parece excelente hasta prácticamente el final, si bien, a partir del episodio 6 creo que afloja, volviéndose convencional a la búsqueda de no dañar sensibilidades, como queriendo transmitir que las cosas están cambiando cuando está claro que falta muchísimo para que esto tome otro rumbo. Asegura el paleoantropólogo español Juan Luis Arsuaga a la sazón, director científico del Museo de la Evolución Humana, que los hombres y mujeres de la prehistoria se regían por una sociedad hetero patriarcal. Entiendo que un cambio radical hacia una sociedad realmente igualitaria, no será tan fácil.

Recientemente, el actor español Santi Millán tuvo que enfrentarse a una violación de su intimidad por la difusión de un vídeo privado de carácter sexual similar al que sufre la protagonista de la serie de Netflix, si bien, como asegura la pedagoga Mónica Ojeda en reciente entrevista en El País, aunque este tipo de violaciones los sufren tanto hombres como mujeres, debido a un término que se conoce como «doble estándar sexual», las chicas resultan mucho más perjudicadas.

Está rodada en Bilbao y sus alrededores y filmada en castellano, aunque conserva algunas frases en euskera, sobre todo, cuando los actores representan escenas no públicas. Creo que se trata de una serie recomendable por su utilidad y por la necesidad de la cruda visualización que lleva a cabo.

Cuenta con 6,7 puntos en Filmaffinity y una SINOPSIS que dice lo siguiente:

Un video sexual de una política con futuro prometedor, filtrado a la prensa, es el catalizador de esta historia que narra la vida de cuatro mujeres que se ven forzadas a pisar la delgada línea entre lo que pertenece a la vida pública y privada. ¿Dónde están los límites de nuestra Intimidad? ¿Qué pasa con nuestras vidas cuando nuestra privacidad se convierte en la conversación de todo el mundo?

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Miedo al miedo

Mejor morir de pie que vivir arrodillado.

Hoy he desayunado escuchando de fondo dos noticias que parecen contradictorias. Por un lado, y probablemente, a consecuencia de una buena gestión del ejecutivo, «El mercado laboral supera por primera vez los 20 millones de afiliados en un abril de récord de contratos indefinidos«, y otra, según la que una encuesta indica que la unión de escaños obtenida en unas supuestas elecciones que se celebraran hoy, la derecha junto a la ultraderecha se haría con el poder. Una de dos, o a las encuestas las carga el diablo, o los españoles seguimos teniendo la mala praxis de pegarnos un tiro en el pie.

Decía la actual Ministra de igualdad de nuestro gobierno de coalición, doña Irene Montero, en entrevista que se le hizo en La Fábrica, que el poder, no importando en qué posición política nos encontremos, envía mensajes constantes recordando que tú no lo tienes aunque hayas sido elegido democráticamente. Lo hacía, intentando alcanzar una explicación al acoso sufrido por ella y su familia durante mucho tiempo, protagonizado por unos descerebrados carentes de argumentos (algunos militantes y figuras de VOX) que, ante su casa e impunemente, lanzaban proclamas fascistas todo el día.

Lo recuerdo hoy que está en boca de todos «Pegasus«, un spyware desbocado que nadie parece controlar y que ha conseguido infectar los móviles de numerosos políticos en medio mundo. Supuestamente, los israelíes, propietarios del software, solo se lo venden a gobiernos, tiene bemoles la cosa. Se ve que el poder ha puesto en marcha un nuevo ventilador del miedo y la sospecha.

Tener miedo al miedo es lo último que nos puede pasar, decía Julia Otero a Jordi Ébole en una reciente entrevista emitida por la Sexta. Esto lo dice una extraordinaria periodista, de trayectoria intachable por la que ha pasado el rodillo del cáncer y también el rodillo del poder cuando fue expulsada de la televisión pública por intereses políticos, encontrándose en el gobierno de España, Jose María Aznar, al que ella no culpa directamente, pero yo sí. Aunque no fue este el único affaire que sufrió.

Cuando Onda cero pasó a ser propiedad de telefónica, dirigida por un amigo de Aznar y hago este apunte porque en ciertas cosas no creo en la casualidad. Fue sustituida, a pesar de ser líder de audiencia, por la también periodista  Marta Robles, al frente de Julia en la onda, con el argumento de que su programa era demasiado «elitista» e «intelectualmente elevado» haciendo, con ello, flaco favor a las dos. A una expulsándola por inteligente e independiente y a la otra incorporándola por tontina y domesticable.

Cuando yo tenía 20 años era razonablemente feliz y no por lo que lo son algunos chicos y chicas hoy. No precisamente por obtener muchos likes en las redes sociales, tampoco había móviles, ni nada que hiciera sospechar que los llegaríamos a tener. Militaba en una célula de izquierdas que luchaba activamente contra el dictador y en favor de la democracia y nuestros ojos con frecuencia miraban hacia EE.UU. como portador de libertades. Por aquel entonces se escuchaba que allí, habían conseguido despenalizar el aborto y el personal femenino de nuestros grupos de lucha estaban alborotados, lanzaban proclamas en la intimidad contra el patriarcado, porque lo de salir a la calle para hacerlo fue mucho más tarde. Solíamos decir que todas las modas comienzan en aquellos lares, pero terminan llegando al resto del mundo occidental, por lo que 50 años más tarde, o sea hoy, todo sería maravilloso.

Desde el mismo lugar, nos llegan hoy vientos de miedo y retroceso de libertades que también se sienten aquí en muchos órdenes y por ello no dejo de pensar en la frase de Julia Otero y me pregunto si yo terminaré por sentir el miedo al miedo del que nunca fui cautivo.

La chica de Oslo

Previsible y convencional

Como Fauda, comentada aquí días pasados, la serie Bortført (secuestrado), que para el mundo hispano se ha traducido como «La chica de Oslo», ha sido creada dentro del contexto del conflicto árabe-israelí. Se compone de 10 episodios de 35 minutos y fue producida conjuntamente por las cadenas privadas TV2 de Noruega y Hot de Israel.

Se trata de un thriller político de ficción, creado por Kyrre Holm Johannessen y Ronit Weiss-Berkowitz, autores del guion y dirigido por Stian Kristiansen y Uri Barbash. Se estrenó en abril del pasado año en la TV2 noruega y está disponible desde diciembre en NETFLIX. Su casting está compuesto por:  Anneke von der Lippe, Andrea Berntzen, Amos Tamam y Raida Adon.

Una joven noruega viaja sin conocimiento de sus padres a Oriente próximo y es secuestrada por el Dáesh con el objeto de chantajear al gobierno de Israel. Su madre, desesperada, viaja hacia allí con la intención de liberarla. Para ello cuenta con ayuda de viejos amigos a los que conoció con motivo de los Acuerdos de Oslo en los que participó. Ese es el fundamento de la serie. Un planteamiento que resulta creíble e intrigante a la vez, por lo que engancha de inmediato. No obstante, y a pesar de que la serie mantiene un constante suspense, a medida que avanza la trama resulta menos creíble. Bien filmada y con unos personajes que resultan atractivos, los sesgos y clichés se van apoderando de la serie haciendo cuestionables sus giros y desembocando en un final convencional en el que los buenos salen bien parados y los malos malísimos mueren o pagan un alto precio. A lo mejor soy en exceso exigente y por ello, acaso, para los amantes de este subgénero de suspense político, resulte atractiva.

Cuenta en Filmaffinity con una puntuación de 5,6 y una escueta SINOPSIS que dice lo siguiente:

Serie de TV (2021-). Cuando secuestran a su hija, una diplomática noruega viaja a Oriente Medio decidida a liberarla con la ayuda de unos viejos amigos.

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Abstención-Normalización

Futuro tan incierto como no deseado

Se sienten suspiros de alivio, sobre todo en la izquierda, pero también en la derecha moderada. No entiendo ninguno, estas elecciones solo indican que la cosa va empeorando de manera progresiva, lenta pero sin pausa. Como indica la propia candidata extremista Le Pen, ellos han alcanzado techo en una Francia que siempre votó al centro-izquierda, aunque yo pienso que en realidad han alcanzado el verdadero triunfo en lo que se refiere a la normalización de las posiciones ultras.

El sistema electoral francés de la segunda vuelta, cuando los elegidos para la presidencia son solo dos y están tan juntos en cuanto a posibilidades, es casi una lotería porque cabe preguntarse ¿qué hubiera pasado si todos aquellos que le votaron el domingo y que no le tragan, hubieran decidido al final, quedarse en casa por envidia, cabreo etc. como hicieron tantos otros que no movieron el culo del sofá? Pues que hoy los alivios serían lamentos y Macron pasaría de rey a villano.

Francia representó siempre para el resto de Europa el reservorio de Libertad, Justicia y Fraternidad, pero sobre todo para los españoles por razones de proximidad. Algunos interiormente sentíamos el pálpito de que si la cosa se ponía mal, cruzar los Pirineos no era tan difícil. Eso o, sobre todo, después del 74, cuando tuvo lugar la Revolución de los claveles, nuestra valiente y amable Portugal era y sigue siendo otra opción.

No es lo mismo que un país como Hungría caiga en manos de los ultras. Si Francia lo hace, la normalización será general y detrás irán otros países. Así, después de que los cabreados y antisistema comprueben las consecuencias del desatino, no habrá otra opción que comenzar de cero y partirnos la cara.

Aún peor

Si todo puede salir mal, todo saldrá mal.

Cada fin de semana, cuando me acuesto, me obligo a pensar que el día siguiente a aquel que vivo, no será tan malo y que, en general, la próxima semana las cosas habrán mejorado, aunque sea muy poco. Sin embargo, hemos iniciado esta, aún peor que la anterior.

El futuro de Ucrania se ve más negro y doloroso y las medidas adoptadas por el bloque occidental contra Putin, todas de tipo económico, parecen no hacerle doblar la rodilla, si era eso lo que pretendíamos, sino que además, como auguraba en un anterior comentario que hice en este mismo blog el 7 de marzo, las medidas tomadas contra el gobierno de Moscú, nos afectan a nosotros de igual manera y ya se ve como el perro de la inflación ha hincado el diente y no soltará fácil.

Un padre asesinó a su hijo de 11 años en un acto de violencia vicaria con el objeto de hacer daño a su madre, dos por uno, debió pensar el hijo de puta. Igualmente, una basura humana disfrazada de hombre asesina a cuchilladas a su ex en un acto de venganza machista repugnante. Mientras tanto, gana posiciones en los sondeos, un partido carente de argumentos cuyas banderas son la de España y sus cojones.

Y para culmen, comenzaron con esta, las noticias de la mañana en la radio que escucho habitualmente: La policía, alertada por los vecinos, ha forzado la entrada de una vivienda para encontrarse con dos hermanas de 77 y 80 años fallecidas desde hace días, una de ellas impedida y la otra su cuidadora. Todo apunta a que primero murió la cuidadora y más tarde la otra por falta de atención ¿Dónde estaban todo este tiempo los servicios sociales, dónde la atención a domicilio, los servicios médicos y municipales que nada detectaron? Mantener todo un aparato que no cumple su cometido es frustrante. Y, ya lo he dicho muchas veces, un país que no cuida a sus niños y a sus mayores no merece ser considerado como tal.

El reino

El poder, siempre protege al poder.

Thriller político, estrenado en 2018, dirigido por Rodrigo Sorogoyen, con guion escrito por el mismo junto a su habitual colaboradora Isabel Peña, y que en la actualidad, podemos ver en la plataforma Prime Video.

Son actores principales: Antonio de la Torre, Josep María Pou, Josep María Pou, Nacho Fresneda, Ana Wagener y Luis Zahera. Y en la edición de los Goyas 2019, obtuvo 7 galardones, incluido el de mejor dirección, mejor guion original, mejor sonido, mejor actor protagonista (Antonio de la Torre) y mejor actor de reparto para Luis Zahera.

No precisa de más elogios después de tanto galardón, si bien, se puede destacar el soberbio ritmo que el director imprime a la película, desplegando un lenguaje cinematográfico y manejo de cámara digno de los mejores maestros.

En cuanto al guion, a pesar del enorme empeño que Isabel Peña y Sorogoyen ponen por evitar que el espectador identifique o compare a los personajes con políticos reales, todos podemos intuir fácilmente, quien es quien. El filme no descubre, más bien evidencia un estado de la política española que perturba, enfada y avergüenza con la aparente intención de acusar al espectador, tú también eres culpable de que este estado mafioso se haya instaurado entre nosotros.

Aunque la acción está situada en un pasado próximo, su creador pretende dejar claro que esto no nació por generación espontánea, sino que se ha venido instaurando en nuestra sociedad como un cáncer degenerativo que se antoja imposible de extirpar y que, sin duda, precipitó la formación de populismos como el desgajamiento de la ultraderecha, hasta entonces acomodada y silenciosamente camuflada en partidos de derecha moderados.

Cuenta en Filmaffinity con una puntuación de 7,3 y una SINOPSIS que dice lo siguiente:

Manuel (Antonio de la Torre), un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional, observa cómo su perfecta vida se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción junto a Paco, uno de sus mejores amigos. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo, el partido cierra filas y únicamente Paco sale indemne. Manuel es expulsado, señalado por la opinión pública y traicionado por los que hasta hace unas horas eran sus amigos. Aunque el partido pretende que cargue con toda la responsabilidad, Manuel no se resigna a caer solo. Con el único apoyo de su mujer y de su hija, y atrapado en una espiral de supervivencia, Manuel se verá obligado a luchar contra una maquinaria de corrupción que lleva años engrasada, y contra un sistema de partidos en el que los reyes caen, pero los reinos continúan. 

BANDA SONORA DE LA PELÍCULA
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Y, ¿ahora qué?

La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz (Thomas Mann)

La información sobre las intenciones de Putin que facilitaba Estados Unidos, era buena, no exageraba, ni mentía y ahora lo sabemos. También que la OTAN carece de ganas y fuerzas para mantener un equilibrio con él y, por lo tanto, no intervendrá militarmente. Algún día, sin mucho tardar, nos preguntaremos ¿de qué sirve mantener una organización como la del Atlántico Norte si llegado el momento se cruzará de brazos?

Esto me recuerda aquel chiste tan malo como cargado de homofobia que de niño escuchaba: No te pego porque me puedes, pero te odio, te odio, te odio. La especie humana es capaz de lo peor y esto, lo peor quiero decir, todavía no vino. Por ejemplo, Las violaciones de mujeres y niñas, secuelas infantiles, muertes por desabastecimiento y tantos otros efectos colaterales de las guerras que en lo sucesivo alimentarán nuestros informativos.

Y, ¿ahora qué? Vuelvo a preguntarme, porque sabemos que Putin no parará, pero sus verdaderas intenciones siguen siendo pura incertidumbre. ¿Acabado esto que me niego a definir, se fijará en otro país o se frenarán aquí sus megalómanos pensamientos de imperialista ruso?

Y en tanto en tanto discutimos y debatimos sobre lo divino y lo humano. Como enviar armas al país agredido para que su agonía se alargue, o iniciamos una diplomacia que no somos capaces de aplicar ni siquiera dentro de nuestro propio gobierno, la sucesiva ola de personas huyendo de la muerte, seguirá creciendo de manera exponencial hasta minar los ánimos humanitarios de los que está haciendo gala esta Europa criada en el buenismo capitalista y la comodidad fácil.

Sabemos igualmente que el termómetro de la generosidad varía su curva de ascenso en la medida que los informativos cambien el orden de sus relatos y eso lamentablemente también llegará. Lo que sí tenemos por seguro es, que las necesidades de los refugiados no decrecerán, seguirán necesitando de nosotros por mucho tiempo, poniendo en marcha el carro de las reticencias de los distintos países a la hora de pactar las cuotas de participación en el reparto del gasto.

Para colmo, las medidas económicas de estrangulamiento sobre Rusia, solo funcionarán a largo plazo y cuando la masacre ya haya sido perpetrada, porque la marcha atrás no existe. Y, a largo plazo, nosotros, la vieja Europa sufrirá con ellas tanto o más, viéndose obligada a asumir desde la escasez de recursos, hasta la subida de precios energéticos y la descompensación de las balanzas de pagos. Sé, que tanto pesimismo me convierte en agorero a los ojos de muchos que me leen, pero me da igual mientras yo no me sienta así. Lo malo es que ahora, mi respuesta a la pregunta del encabezamiento, es efectivamente muy pesimista.