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Así definía hoy Gabilondo en la SER a lo    que practicaré mañana jueves porque me sumaré a la huelga feminista y lo haré por ti, por ti y por todas las mujeres que han sostenido la humanidad hasta el día de hoy en el que, si todavía vivieras, estarías a punto de cumplir los 110 años.

Podría haber sido otra persona pero yo te elegí como referente aunque probablemente no te lo hice saber nunca ni agradecí suficientemente tu apoyo porque ya sabes que siempre fui un poco díscolo y contestatario. Cumpliste tu destino sacando adelante la economía familiar y la prole numerosa de la que formé parte y eres de algún modo la responsable de que sea como soy, al  transmitirme valor, seriedad y sentido de la responsabilidad desde la precariedad de derechos que te asistían. No podías tener una cuenta corriente sin la firma de tu marido, ni una propiedad que no fuera compartida ni mucho menos firmar el contrato de alquiler de la casa que nos servía de techo. Hasta el director del Instituto, un cura al que apodábamos “pelo pincho” me devolvió las notas en una ocasión, diciendo “si quiere tu madre poner la firma que lo haga pero lo que nos vale es la de tu padre así que te las llevas y las vuelves a traer”. No valía la firma de la persona que se empeñó que estudiara lavándome y peinándome cada mañana y empujándome la silla hasta el interior de unos colegios e institutos discriminatorios y no accesibles para chicos como yo con el único objetivo de que estudiara en la convicción de que los pobres solo tenemos el arma de la formación para poder salir adelante. Lo ricos –me decías- lo tienen todo pero tú lo necesitas todo, por eso tienes que ser mejor que ellos y saber más y lo decía ella que nunca recibió formación y a la que reescribía las cartas que enviaba a su hermano en el exilio argentino para corregir las faltas de ortografía porque se avergonzaba de su incultura

Cuando te las devolví, pregunté ¿Por qué no vale tu firma mamá? No te preocupes hijo, me dijiste con los ojos húmedos y recuerda que estudias y te formas para lograr entre otras cosas que esto sea diferente algún día porque en esta vida solo merece la pena luchar por “las causas perdidas” como la nuestra porque ya ves que las mujeres nunca seremos nada.

Mira mamá, donde estamos un siglo más tarde, seguimos luchando por tus derechos, pero de verdad que nunca he dejado de hacerlo desde aquel día. Mañana yo también me declararé en huelga practicando FEMINISMO ACTIVO por transversalidad y en honor a tu recuerdo.