Planes para mañana

Historias de la vida cotidiana.

Primer largometraje (96 min) de la galardonada cortometrajista Juana Macías estrenado en 2010 en Cáceres, que fue patrocinador destacado. Posteriormente, en el Festival de Málaga, obtuvo galardones como mejor dirección, guion y actriz de reparto en la persona de Aura Garrido.

Cuenta momentos dentro del mismo espacio-tiempo, en la vida de cuatro mujeres de diferente edad y situación, que se ven obligadas a tomar una decisión vital para su futuro, pero también para sus personas más cercanas. Se trata de Antonia, interpretada por Carme Elías, que fue recientemente diagnosticada de alzhéimer, según ella misma anunció; Inés a la que da vida Goya Toledo, una mujer de 39 años que se encuentra en la diatriba de ser o no madre; Marián, una mujer víctima de violencia de género rompiendo sus cadenas, cuyo personaje es interpretado por Ana Labordeta  y Mónica, hija de esta última y adolescente, que marca el contrapunto por la edad y también por representar el futuro, a la que da vida Aura Garrido, nominada a los Goya como actriz novel, por ese trabajo.

Creo que, dentro de la humildad de esta modesta película, Juana Macías ha escrito y dirigido unas micro-historias cotidianas y sin tópicos, evitando estereotipos y arriesgando con primeros planos y tomas cámara en mano a las que las actrices se han adaptado correctamente arrojando un resultado que personalmente me agrada mucho. La película, a pesar de tocar tangencialmente la violencia de género, no va de feminismos, sino más bien de la soledad ante las decisiones importantes, de la maternidad, la familia y las dificultades de la mujer para ser independiente tanto profesional como en las relaciones personales.

Alguien como yo, que vive con el estigma de haber nacido hombre y hetero, siente un poco de vergüenza ajena al sentir la presión que la doctrina del patriarcado ejerce aún hoy sobre las mujeres. La película se encuentra en la plataforma NETFLIX y la recomiendo.

Cuenta en Filmaffinity con 6 puntos y una SINOPSIS que dice lo siguiente:

En el transcurso de un día, Inés, Antonia, Marian y Mónica, mujeres con edades y circunstancias muy diferentes, deberán tomar importantes decisiones que pueden cambiar sus vidas para siempre: ¿Decidirá Inés seguir adelante con su embarazo en contra de todo y todos? ¿Entenderá Marian que la relación con su marido está acabada y actuará en consecuencia? ¿Qué hará Antonia cuando el verdadero amor de su vida le pida una segunda oportunidad, ahora que es una mujer felizmente casada y con hijos? ¿Qué ocurrirá con la impotencia y el deseo de venganza de Mónica cuando su familia se desmorone?

SOUNDTRACK de la PELICULA
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Cómo meterse en un jardín

Basado en hechos reales.

De 4 episodios de 55 minutos se compone esta miniserie británica de 2021 cuyo título original en inglés es Landscapers.

Se trata de un drama del género negro, escrito por Ed Sinclair, actual pareja de la actriz protagonista y dirigido por Will Sharpe, siendo protagonizado de manera excelente por Olivia Colman y David Thewlis que recordaremos, a ella por su papel de hija en la película The Father junto a Anthony Hopkins o como Reina de Inglaterra en la serie The Crown; y a él, por ejemplo, en Estoy pensando en dejarlo. Ambos llevan a cabo aquí un magnífico trabajo, en especial ella que a mi entender se sale. Al margen de los protagonistas, una Kate O’Flynn como actriz secundaria también se merece muchos aplausos por firmar tan extraordinario trabajo.

En 1998, el matrimonio compuesto por Susan y Christopher Edwards, asesinaron a los padres de ella con arma de fuego en su casa de Mansfield, para posteriormente enterrarlos en el jardín trasero y huir al extranjero, no sin antes, fingiendo que seguían vivos, vender las propiedades, retirar el dinero de las cuentas y arreglar los papeles para seguir cobrando la pensión de los ancianos y desaparecer sin dejar rastro durante 15 largos años, permaneciendo la mayor parte de ellos en Francia, malgastando el dinero en coleccionismo cinematográfico, hasta que agotados y sin dinero, y tras el requerimiento en su país de origen de una entrevista para valorar necesidades ante el próximo cumpleaños de los ancianos que se aproximan a los 100 años, deciden volver y someterse a la justicia. En 2013 la pareja fue condenada a cadena perpetua con una pena mínima de 25 años, a pesar de los informes forenses que indicaban los problemas psicológicos de ella.

Esta historia, tan real como atroz, empujó a Ed Sinclair a escribir el guion de la miniserie, ahondando en la vida de los personajes, sus circunstancias, sus acciones, sus desequilibrios emocionales y la relación entre ellos tan especial, acaso en un intento por arrojar luz y comprender si fuera posible, un relato que levantó ampollas en aquel país y que a priori, resulta difícil de interiorizar desde el punto de vista humano.

Sin alardes extraordinarios desde el punto de vista cinematográfico, pero aplicando un código no escrito que ayuda a seguir mejor la narración contada de adelante hacia atrás, las escenas en blanco y negro nos hablan del pasado, mientras el oscurecimiento del escenario se aplica cuando alguno de los dos recuerda algo. El último episodio combina el juicio con una escenificación del caso en forma de western que igualmente resulta atractiva a pesar de lo arriesgado.

Es complicado hablar más sin caer en spoiler de esta miniserie disponible en HBO, por lo que simplemente la recomiendo y que cada uno vaya descubriendo tanto los trucos cinematográficos como los narrativos a través de los diálogos.

Cuenta en Filmaffinity con una puntuación de 6,4 y una SINOPSIS que dice lo siguiente:

4 episodios. Un matrimonio se vuelve el centro de la atención de los medios cuando se hallan dos cuerpos enterrados en el jardín de su casa. En lo que la investigación avanza, la imaginación de Susan les lleva a fingir una realidad alternativa en la que son los héroes de la historia.

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La muerte

Quien no muere joven, merece morir.

Fernando Marías, el escritor que murió mil veces y del que a través de su obra aprendí que todos debemos asumir con valentía la consecuencia de nuestros errores, nos ha dejado definitivamente. Las redes sociales, los círculos literarios, grupos de WhatsApp y prensa han estallado con un denominador común en sus comentarios, se ha ido demasiado joven.

Una de las despedidas que más me ha gustado la firma Berna González Harbour en El País. Yo también tuve ocasión de escucharle durante su última visita a La semana negra de Gijón. Me encantó hacerlo, aunque ya lo conocía bien a través de su obra porque los escritores son lo que escriben o eso me gusta pensar y en ese sentido él no morirá nunca.

La muerte es esa circunstancia tan cotidiana que procuramos no comentar, de hecho más cotidiana que el nacimiento a la vida y de ahí el déficit demográfico del que si se habla en demasía a pesar de ser falso porque para corregirlo bastaría con abrir las fronteras a seres que son excedente en otros lares.

Todos en el momento de nacer estamos condenados a muerte, es un hecho irreversible del que deberíamos hablar más para que nunca nos sorprendiera su presencia. Decía Emile Ciorán, uno de mis filósofos de cabecera, en su libro El aciago demiurgo, que quien no muere joven, merece morir.

Sesenta y tres años no es ni poco ni mucho. Es la edad a la que murió mi padre reventado por el trabajo y sin poder disfrutar de su jubilación. Debo reconocer que su muerte me importó más que la de Fernando Marías a pesar de lo que lo admiro. Y lo ha hecho en el momento que le tocaba hacerlo y nunca más joven ni más viejo, por ejemplo, que la mujer que hace unos días falleció al precipitarse a las vías del tren en La Corredoria (la enésima persona ya), pero de lo que apenas se ha leido una breve reseña en prensa porque el suicidio o la enfermedad mental son aún más tabú que la propia muerte.

Como bien dice Berna en su artículo, ahora toca escribir sobre su muerte y ya lo estamos haciendo. Descanse en paz.

La directora

Demasiada enjundia para tan poco guion

Última miniserie estadounidense producida por la factoría NETFLIX cuyo título original es The chair y que llegó el pasado 20 de agosto a la plataforma. Se compone de 6 episodios de 30 minutos cada uno. Se trata por lo tanto de una dramedia ligera, de fácil digestión en la cual, lo más flojo desde mi punto de vista es el guion.

Narra las peripecias de la primera mujer contratada para hacerse cargo del departamento de inglés, en un momento en que su situación es delicada por falta de alumnos, dentro de una muy prestigiosa universidad de EE. UU. Cuenta con cuarenta y tantos años, es soltera y tiene una inteligente y difícil niña adoptada y para mí es también el mayor activo de la serie. Un personaje de su tiempo, bien formada, comprometida socialmente y defensora de los derechos de la mujer que se ve obligada a lidiar con un entorno complicado por la edad y por el conservadurismo y corporativismo de la clase académica. La actriz que lo interpreta de manera excelente es la canadiense nacida en Ottawa, Sandra Oh, que dio vida a la policía en la inmejorable serie KILLING EVE que también comentamos en este mismo espacio en su día.

Los responsables son los mismos que crearon Juego de Tronos y el encargado de dirigir los episodios Daniel Gray Longino que hizo un buen trabajo que sin embargo sabe a muy poco porque tratándose de una obra coral, con muchos personajes de diferentes matices el desarrollo es tan pobre que se queda en nada.

Cuenta en Filmaffinity con una puntuación de 6,2 y una SINOPSIS que dice lo siguiente:

Miniserie de TV (2021). 6 episodios. Serie cuyas tramas se centran en el Departamento de Inglés de una prestigiosa universidad. ‘The Chair’ es el primer trabajo que David Benioff y D.B. Weis (GoT) desarrollan para Netflix, plataforma con la que sellaron un contrato millonario en el verano de 2019.

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Semana Negra

En un evento cultural no se puede discriminar

El fin de semana tenía previsto acudir a nuestra Semana Negra, el certamen cultural que trasciende las fronteras de nuestra comunidad e incluso las del país y del que tantos nos sentimos orgullosos. Sabedor de que se trata de una semana la de 2021, con la anterior edición, excepcional por las restricciones anti COVID, entre las cuales la más importante es que debemos solicitar entrada con 24 horas de antelación para cada uno de los eventos que tiene lugar por estar limitados los aforos, quise inspeccionar las instalaciones y tantear los actos previamente por lo que pedí me acercaran ayer martes.

Como siempre buenos actos y buena organización a pesar de las circunstancias pero nuevamente un imperdonable olvido discriminatorio al no disponer de aseos adaptados para las personas con movilidad reducida.

Soy usuario de sillas de ruedas y en esta ocasión las carpas, kioscos de libros, etc., se encuentran camino del “espigón” un agradable paseo para una tarde de sol en una ciudad tan bonita como es Gijón. Soy habitual del certamen y hacía tiempo que la organización que, obviamente cuenta con financiación del Ayuntamiento de la ciudad y también del Principado para poder llevar a cabo su objetivo, se ocupaba de que hubiera al menos un aseo para usuarios de silla de ruedas, sin embargo, en esta ocasión cuando sentí la necesidad de usarlo, tuve que recorrer muchos metros en busca de un establecimiento hotelero que dispusiera de aseos útiles para mi lo que me llevó hasta «La Buena Vida» en Fomento y los que son de la ciudad se darán cuenta del periplo que supone el mencionado recorrido a pesar de que mereciera la pena en el sentido de tener la oportunidad de felicitar a la propiedad del mencionado establecimiento por sus agradables instalaciones y aseos magníficamente adaptados y dispuestos para nuestro colectivo.

Los verticales que es como yo denomino a las personas que no precisan utilizar una silla de ruedas para desplazarse, no tienen problema para encontrar un lugar donde miccionar porque cualquier cafetería con aseo es accesible para ellos o en caso de apuro, cualquier recoveco les puede valer, a pesar de ello la organización del evento se había ocupado de que dispusieran de amplios y cómodos aseos, mientras que los usuarios de silla de ruedas nos vemos obligados a alejarnos del lugar para buscarnos la vida. Me parece tremendamente discriminatorio además, que el Ayuntamiento de Gijón no inspeccionara para que se cumplieran las normas vigentes en un evento cultural de tal preponderancia.

Ciudades

Como espacio de igualdad y sostenibilidad

Amo las ciudades grandes porque dan respuesta al deseo de aquellos que nos precedieron y representarán en el futuro aquello que queremos ser hoy. Solo en ellas, la diversidad planetaria puede expresar mejor la cultura, el arte o la ciencia, manteniendo siempre un halo utópico.

Lamentablemente por esta manera de pensar más común de lo que pudiera parecer, hemos llegado a la cruda realidad de que en nuestro país el 25% de la población se concentra en los grandes núcleos urbanos de Madrid y Barcelona en detrimento de una España que decimos vaciada con tono casi despreciativo intentando echar la culpa a otros porque es algo muy nuestro la no asunción de responsabilidades aunque en este barco estemos todos.

Pero además esta carrera por la concentración no solo vacía nuestras zonas rurales, sino que reduce las posibilidades de un gran número de ciudades medias al tiempo que ayuda a la creación en las dos grandes, de barrios periféricos que reflejan una desigualdad negada o no deseada por nadie aunque se imponga inexorablemente.

Hoy más que nunca deberíamos agradecer estar no solo juntos sino unidos en el planteamiento del modelo de ciudad que queremos porque no creo que deseemos un modelo que nos separe, si así fuere no se estaría produciendo esta concentración de la que hablo, sino que buscamos un modelo integrador, con menos desigualdades en el que quepamos todos y eso no lo hacen los arquitectos ni los ingenieros, ahí tenemos que estar todos a una.

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La Quirós, otra mirada.

Hablo de su calidad humana

Conchita Quirós, cabeza visible de la ovetense y popular librería ”Cervantes” falleció recientemente y lo hizo muy joven a pesar de que ya había cumplido 85 años, pero sobre todo había cumplido con creces lo que se podría exigir a una empresaria de la cultura que regentaba a tiempo completo una librería de provincias con vocación universal. Una mujer pequeña de estatura aunque grande en su servicio a la cultura y a los libros, no importa de que ideología, condición, de pluma humilde y cercana o de cualquiera de los grandes.

La prensa ya ha puesto sobre blanco todo lo preciso aunque acaso no lo necesario para justificar su figura pero yo hablaré de su calidad humana y su capacidad de observación. Muchos humildes amantes de los libros y la lectura como yo, hemos invertido multitud de ratos contemplando el escaparate a dos calles de su librería, en la viva arteria del centro urbano de Oviedo que une Salesas con Uría, en ocasiones éramos legión, hasta doce personas conté viendo al mismo tempo el escaparate donde se colgaba lo último, el libro actual de aquel autor de referencia, los ganadores de los distintos certámenes literarios o que eran controversia en política o sociales, o el que a ella le apetecía promocionar vaya uno a saber por qué, pero que a nosotros nos apetecía conocer. No recuerdo un día en el que yo me acercara al centro de la ciudad y no recorriera también su escaparate. Luego, si veía algo que me interesara tendría que ser otro el que se encargara, amigos o pareja, a entrar a comprarlo porque las instalaciones no eran accesibles para una silla de ruedas que es el modo en el que yo me desenvuelvo.

Muchas veces me percaté de que me observaba y una tarde de aquellas tantas, salió a hablarme. Hemos decidido que ya no tendrá que recurrir a nadie porque vamos a reformar y voy a poner una rampa para que usted pueda acceder y ver lo que quiera y comprar cuando quiera sin necesitar favores de terceros. Y así lo hizo, instaló una rampa y una puerta corrediza.

Yo creo que hasta aquel momento en que se dirigió a mi, nunca antes había cruzado una sola palabra con ella, pero tuve oportunidad de hacerlo más tarde cuando con motivo de un programa de radio que dirigía en La Corredoria Suena de mi barrio, la invitamos a hablar de libros que era lo suyo y aceptó de inmediato y al llegar me saludó como si nos conociéramos de toda la vida, como si tuviéramos mucho común que rememorar y lo teníamos, nos unían los libros y el placer de su lectura y como en aquel programa de radio afirmó, ya solo aspiraba a poder seguir leyendo, como yo.

Todas las épocas tienen personajes que conforman su personalidad y ella fue uno de ellos, caracterizada como la librera por excelencia de los ovetenses.

PODCAST de La Corredoria Suena de fecha 29 de enero de 2018 en el que participó Conchita Quirós, al que se hace eferencia en este artículo.

Este artículo fue publicado en La Nueva España el 11/03/2021