El síndrome Woody Allen

Autor y libro
Hp-85 de Hewlett Packard

Participo de lo dicho por Edu Galán en su libro El síndrome Woody Allen y hasta lo puedo considerar un libro útil para entender lo que está ocurriendo en las redes, pero a nivel personal no encuentro nada nuevo en él. Porque antes incluso de que sobre la tierra se extendiera la Internet, ya manejaba yo un ordenador HP-85 de Hewlett Packard que se parecía más a una máquina de escribir que a un ordenador, aunque llevaba encima una pequeña televisión en blanco y negro conectada a la CPU donde se visualizaban las operaciones que se hacían y algo de programación en Basic, fundamentalmente modificaciones de las bases de datos para adaptarlas a mis necesidades, porque lo utilizaba para llevar la administración, contabilidad y facturación en la empresa que trabajaba y que facturaba 200 millones de “pesetas” al año (hablo de los años 80)

Ese fue el inicio, pero detrás vinieron el resto de los ordenadores que he poseído y la posibilidad de navegar por internet, y también fui de los primeros en hacerlo. En realidad no hace tanto, unos 20 años y me conectaba a través de Hispavista una empresa que sonará poco y que no sé lo que hace ahora, pero todavía existe. A través de ella conseguía conectarme dos o tres horas al día a una velocidad que hoy daría la risa, participaba en foros de discusión tecnológica, universidades y poco más, ya que los móviles eran todavía un sueño. Pero también fui pionero en Facebook, Tuenti y el resto de redes porque en todas las que he podido, he participado y hago este largo preámbulo, para indicar que solo hablo desde la experiencia y es que hace muchos años entendí que en pocas palabras no se pueden explicar conceptos ni confrontar ideas, que con cuatro palabras solo se pueden hacer titulares y confundir más que clarificar. Decidí entonces abrir un cuaderno de bitácora y para ello utilicé una herramienta gratis creada por unos chicos de Nueva York en el año 1999, un proyecto que posteriormente adquirió Google para luego prácticamente abandonarlo. Ahora utilizo otra plataforma (WordPress donde está Ud. leyendo esto) porque sigo empeñado en un imposible, ya que lejos de que la gente entre a leer mis ideas y participe, afirmando o disintiendo, el silencio sigue siendo la respuesta habitual.

Muchos lo leerán otros, solo las cinco primeras líneas porque leer cansa. El éxito de las redes es que se leen dos frases, se responden cuatro tonterías y todo vale porque todo el mundo tiene derecho a expresarse. Las redes son lo más parecido que yo conozco a las barras de los bares después de dos birras y va a tardar tiempo en dejar de que así sea aunque, basándome en mi experiencia, estoy convencido de que lo mismo que hemos llegado hasta aquí, evolucionaremos hacia otra parte, pero lamentablemente no lo haremos por leer el libro con el que abría este post, ojalá fuera tan sencillo.

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