Con motivo del inminente estreno de El Irlandés, la última película de Martin Scorsese decidí repasar su filmografía y hoy que la prensa se hacía eco de una OPA amistosa sobre la bolsa española me pareció el día oportuno para ver EL LOBO DE WALL STREET otra de sus películas más reconocidas disponible En HBO España, contándonos una historia basada en el libro homónimo y autobiográfico de un corredor de bolsa
A pesar de que entre sus películas no sea la que más me ha gustado, quiero sin embargo afirmar que me parece tan buena como excesiva porque todo es excesivo en esta película, desde el magnífico guion firmado por Terence Winter reconocido guionista que también trabajó para la serie LOS SOPRANOS hasta la genial actuación de Leonardo DiCaprio que en este film borda el personaje, pasando por la duración porque 179 minutos son muchos minutos y por una música no original pero perfectamente elegida y sobre todo colocada en el momento preciso para envolver al espectador en la atmósfera de la historia al ritmo que el director lo quiere hacer al tiempo que disfrutamos con esos planos increíbles buscando en todo momento a la estrella (DiCaprio) que llena todos los planos, y todas las situaciones, dando vida a un ser despreciable y amoral del que sin embargo te quedas colgado por no decir enamorado.
Y eso porque desde mi punto de vista lo que pretende calificar como despreciable Scorsese es la pocilga en que se ha convertido la bolsa en su país, que se ha terminado por convertir en abanderado del capitalismo más descarnado a partir de que decidiera apartarse del modelo productivo, representado en la película por un fabricante de zapatos al que prácticamente destruyen, para seguir el efímero modelo del cambio a corto dentro de un mercado que no ha dejado de pudrirse desde que fue librado de toda regulación.
Cuenta en Filmaffinity con 7,6 puntos y una SINOPSIS que dice lo siguiente:
Película basada en hechos reales del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio). A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. Dinero. Poder. Mujeres. Drogas. Las tentaciones abundaban y el temor a la ley era irrelevante. Jordan y su manada de lobos consideraban que la discreción era una cualidad anticuada; nunca se conformaban con lo que tenían.