Hace más de 40 años que mi hermano mayor me regaló un ensayo del gran filósofo de origen polaco y afincado en el Reino Unido, Leszek Kołakowski, cuyo título inspira el encabezamiento de este post.
No soy gran lector de ensayos filosóficos y acaso el filósofo que menciono, tampoco hubiera sido referencia para mí, aunque ideológicamente he realizado un recorrido similar al suyo evolucionando desde el marxismo teórico hacia posturas moderadas de profundo respeto hacia la opinión del otro.
Quise ojear el libro antes de ponerme a escribir pero debe estar perdido por las estanterías y aunque estoy seguro de conservarlo no lo logré encontrar y como hace tanto que lo leí temo equivocarme.
Me ha venido a la memoria por una pregunta que creo el autor se hacía respecto a nuestro futuro que me parece actual “Si no hay dios, quien nos salvará de nuestras propias injusticias”. Y es que a pesar de volver a pecar de pesimista, la moraleja que creo me inspiró en aquellos años tempranos en que lo leí, es que los hombres caminamos hacia un abismo no tan lejano, por un camino que nos hemos trazado nosotros mismos a fuerza de acumular errores, necedades y posturas intolerantes o dictatoriales.