Me atrevo a afirmar que esta es una de las mejores obras, si no la mejor de entre las que he leído de JIM THOMPSON.
SINOPSIS: En Central City, una localidad petrolera al oeste de Texas, la vida era muy tranquila hasta que el sheriff adjunto, Lou Ford, a quien todos tenían por un hombre sin grandes luces, tranquilo y afable, empieza a experimentar recidivas de «la enfermedad» que le hizo cometer un crimen en su juventud. Desde aquel entonces, el objetivo de Lou había sido afectar normalidad y ocupar sus noches en la compañía de Amy Stanton, una chica de buena familia, como él. Aunque en este libro Lou cuenta de buen grado su propia historia, que culmina en un orgiástico y feroz apocalipsis de sangre, y que comienza con las muertes de Joyce Lakeland, una mujer de dudosa moral, y Elmer Conway, hijo de un magnate, además del aparente suicidio del reo Jonien Papas, confesión tácita de su culpabilidad.
El autor es hijo de un sheriff corrupto de un condado de Oklahoma, cuya vida sufrió avatares diversos como la pobreza y aquí se muestra como un extraordinario maestro a la hora de describir personajes. El protagonista es un sheriff adjunto de una pequeña localidad, un hombre cordial y tranquilo con el que todos se sienten cómodos habida cuenta de la fachada que ha ido construyendo desde que en su infancia cometiera un crimen, empieza a resquebrajarse cuando lo que él llama “la enfermedad”, algún grado de esquizofrenia, se abre paso en su mente con tremendas consecuencias que van dejando un reguero de muertes.
Jim Thompson también fue guionista de éxito escribiendo “Atraco perfecto” y “Senderos de gloria” que dicen mucho en su maestría.
Una singularidad de la novela radica en que se narra en primera persona por cuanto el narrador es el propio asesino que en un momento dado dice esta frase explicativa de su universo mental: “Tal como yo lo veo, un hombre no le saca a la vida más que lo que pone en ella”
