Se cumple una semana de confinamiento forzoso y aparecen los primeros signos depresivos. Parece que no es suficiente con entretener el paso de las horas y las noticias son de un signo cada vez más alarmante, sigue creciendo exponencialmente el número de infectados y aumentan también los fallecidos.
La Sanidad en Madrid está colapsada y cada vez más voces médicas piden el cierre de la ciudad. Algunas realmente angustiosas como esta de una médico que se desahoga en un audio donde muestra su angustia ante el colapso de la sanidad en aquella comunidad.
En el mismo sentido y pidiendo igualmente que las autoridades cierren Madrid e impidan toda actividad se manifiesta “Spiriman” aunque ese es su nombre de guerra en las redes sociales porque Jesús Candel, que ese es su verdadero nombre, es un doctor granadino sumamente mediático y expedientado por el Colegio de Médicos andaluz para más señas, que a través de su cuenta en Twitter en Facebook y en Youtube, con tono impulsivo y cabreado lanza sus proclamas.
Sabemos que el ejército está montando un gran hospital de campaña en el estacionamiento del HU-CA para el triaje de los pacientes y todo esto carga el cerebro de imágenes catastróficas que acrecientan la sensación de impotencia y te empujan hacia un estado depresivo. Además las noticias como la publicada hoy en El Pais, en el sentido de que las UCI darán prioridad a los enfermos que tengan más esperanzas de vida a medida que se colapse el sistema, pone la guinda en mi estado de angustia.
Ayer publiqué un cuento que escribí hace más de 30 años, lo dí una vuelta antes de hacerlo. Se titula CUADRO SIN NOMBRE y está influenciado por mi trabajo profesional dentro del mundo del diseño en la época en que lo escribí. Pronto publicaré algún otro que espero os guste aunque con que sirva de entretenimiento para alguien me conformo.