Cumbre banderil

Cumbre en madrid con banderas de fondo

Comienzo a aborrecer esa crítica superficial pero continua que se hace a Ayuso y que la prensa alimenta sacando las cosas de contexto, para que todo pase por no ser más que una anécdota, cuando estamos hablando del bienestar de los ciudadanos, pero también de cumplir con el deber de amortizar el sueldo generoso que reciben y su proyección como político, una figura laboral favorecida por privilegios como las puertas giratorias por lo que se podría afirmar que los dos protagonistas de la cumbre banderil en Madrid pueden presumir de tener el futuro resuelto hasta que llegue el momento de su muerte.

La Sra. Ayuso puede ser tan mal presidenta para la Comunidad Autónoma madrileña como mal alcalde pueda ser el Sr. Canteli para Oviedo, salvando las distancias y con razonamientos diferentes pero la culpa de que accedieran al cargo y lo peor, que se mantengan en él, no es de ellos sino del Partido Popular porque nuestro sistema político se apoya en una estructura de partidos monolíticos que se rigen por un sistema vertical con culto al indiscutible líder y me resisto a pensar que no había otros posibles dirigentes para regir la comunidad madrileña, mejor formados y más eficientes, o candidatos a alcaldes (a más de uno conozco) dentro del propio partido popular que hubieran sido mucho mejores alcaldes o alcaldesas para Oviedo que nuestro decrépito edil.

Pero además, este alarde de banderas y símbolos para tratar de lo que se está convirtiendo en un asunto de estado y con la que está cayendo en cuanto cifra de fallecidos y descontrol del sistema sanitario, me parece tan excesivo y fuera de bolos que me avergüenza haberlo vivido y de paso haber escuchado tal colección de despropósitos.

Si alguien llegó a pensar que la pandemia obligaría a juntar el hombro a nuestros políticos para acordar soluciones generosas e imaginativas, ya sabe que estaba equivocado, que esto no será posible mientras los partidos ganadores en las urnas, elijan representantes manejables, manipulables e ineptos que difícilmente puedan hacer sombra a sus dirigentes.

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