Cada fin de semana, cuando me acuesto, me obligo a pensar que el día siguiente a aquel que vivo, no será tan malo y que, en general, la próxima semana las cosas habrán mejorado, aunque sea muy poco. Sin embargo, hemos iniciado esta, aún peor que la anterior.
El futuro de Ucrania se ve más negro y doloroso y las medidas adoptadas por el bloque occidental contra Putin, todas de tipo económico, parecen no hacerle doblar la rodilla, si era eso lo que pretendíamos, sino que además, como auguraba en un anterior comentario que hice en este mismo blog el 7 de marzo, las medidas tomadas contra el gobierno de Moscú, nos afectan a nosotros de igual manera y ya se ve como el perro de la inflación ha hincado el diente y no soltará fácil.
Un padre asesinó a su hijo de 11 años en un acto de violencia vicaria con el objeto de hacer daño a su madre, dos por uno, debió pensar el hijo de puta. Igualmente, una basura humana disfrazada de hombre asesina a cuchilladas a su ex en un acto de venganza machista repugnante. Mientras tanto, gana posiciones en los sondeos, un partido carente de argumentos cuyas banderas son la de España y sus cojones.
Y para culmen, comenzaron con esta, las noticias de la mañana en la radio que escucho habitualmente: La policía, alertada por los vecinos, ha forzado la entrada de una vivienda para encontrarse con dos hermanas de 77 y 80 años fallecidas desde hace días, una de ellas impedida y la otra su cuidadora. Todo apunta a que primero murió la cuidadora y más tarde la otra por falta de atención ¿Dónde estaban todo este tiempo los servicios sociales, dónde la atención a domicilio, los servicios médicos y municipales que nada detectaron? Mantener todo un aparato que no cumple su cometido es frustrante. Y, ya lo he dicho muchas veces, un país que no cuida a sus niños y a sus mayores no merece ser considerado como tal.