LA MUERTE DEL PEQUEÑO SHUG

Imagen de Ozark

Se trata de una novela negra porque trata sobre delincuencia y crimen si bien no al uso por no darse una trama policial para desentrañar el delito.

Además de la novela en sí, el libro incluye dos apéndices el primero de corte autobiográfico titulado ¿Cuánto hay de las montañas Ozark en mí? escrito por su autor, Daniel Woodrell en el que hace una breve descripción de su propia saga familiar y que, con referencia a la tierra en la que nació, dice cosas así: “La tierra siempre fue poca y mala, pero aún más con la llegada del progreso. Cuando los barones de la madera pusieron el pie en las montañas Ozark arrasaron los grandes bosques y dejaron solo tocones y barro, un barro que la lluvia arrasaba a su vez. Se llevaron toda la madera y nos dejaron los tocones. Ésas son las Ozark que tenía que conocer, hasta la puñetera médula, para escribir como escribo.”

El segundo apéndice es obra del reconocido escritor norteamericano Dennis Lehane y dice cosas como esta: “Lo que Woodrell escribe es pura tragedia, ambientada entre gente pobre. Sus novelas tratan de temas escandalosos —asesinato, tribalismo, incesto y la estupidez de la regeneración a través de la violencia como concepto— sin caer en el sensacionalismo en su manera de narrarlos. Escribe, en cambio, con una claridad poética tal que su prosa parece lavada y relavada en un arroyo frío” e igualmente afirma: “No conozco a nadie que haya leído esta novela y no se haya sentido fascinado y transformado por ella. Porque lo que muere en este chico es lo que todos rezamos por que no haya muerto en nosotros, aquello que, en lo más hondo de nuestro corazón, nos tememos que hace mucho tiempo que desapareció

Portada del libro

Nº de páginas: 216 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editoral: ALBA EDITORIAL
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788484289586

La edición es, desde mi punto de vista perfecta por dentro, con una letra bien elegida e interlineada y espaciada, y por fuera con un exterior agradable tanto en el tacto como en color e imágenes.


Sinopsis:

Shug Atkins tiene trece años y vive en una casa junto a un cementerio. Su comida favorita son los huevos fritos con pan. Su padre, que quizá no lo sea, lo mira con «esa mirada suya que me amenazaba con una muerte rápida que se hace eterna»; y, aunque es obvio que lo detesta, se sirve de él para entrar en casas de médicos y enfermos y robar barbitúricos. Glenda, la madre, es una belleza que ha conocido mejores días y cuya sabiduría se concreta en consejos como «Shug, la gente que ha estado en la cárcel no puede ni ver a los chivatos». Un día irrumpe en la vida de estos tres seres un hombre amable, cortés, con un coche elegante. Despierta sueños dormidos, aviva pasiones prohibidas.

La muerte del pequeño Shug es un implacable relato sobre la pérdida de la inocencia y la perversión del concepto de familia, en el que Daniel Woodrell demuestra una vez más, como en Los huesos del invierno, su dominio narrativo y su sensibilidad para ahondar en los límites de la novela negra.

Mi opinión:

Según el (Génesis 19:17) la mujer de Lot quedó convertida en una estatua de sal por mirar atrás y en este paraje de la Biblia pensé yo cuando terminé de leer las poco más de 200 páginas. Efectivamente no deja indiferente sino helado, sin embargo no pude evitar comenzar de nuevo a leerla. Os lo recomiendo me parece imprescindible para entender muchas cosas sobre la condición humana y además porque nos encontramos ante una novela que no se puede contar, hay que leerla.

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