FRAGILIDAD

estado alarma

Hoy lunes 6 de abril de 2020, iniciamos una nueva semana de confinamiento en el momento que Sánchez anuncia «sucesivos estados de alarma» e intenta otros Pactos de la Moncloa, al mismo tiempo que las críticas sobre su gestión por parte de la derecha y su prensa afín se vuelven más agresivas y mientras que, por otra parte, las cifras nos dicen que se puede acercar el aplanamiento de la curva lo que equivale a decir que las medidas pueden estar comenzando a dar sus frutos.

Tomando distancia para tratar de entender lo que nos está ocurriendo y a sabiendas de que nuestra capacidad de resiliencia parece infinita, estimo que durante décadas, el hombre de este primer mundo civilizado en el que obviamente me incluyo, se ha sentido más y más poderoso, prepotente, vanidoso, despótico, despreciativo, invulnerable, en definitiva casi invencible pero esta pandemia ha dado un tremendo golpe sobre la mesa para decirnos, «no jodas» ser imbécil y presuntuoso, eres, un animal lábil al que un diminuto organismo tan pequeño que es incapaz de replicarse a sí mismo sin parasitar una célula de tu mucosa respiratoria, te ha puesto no solo contra la pared a ti, sino que está haciendo tambalearse toda la estructura económica y social que para tu gloria habías construido, obligando a que te preguntes para qué coño te esforzaste en crear una zona de confort tras la que parapetarte, rodeándote de armas y tecnología si luego eres incapaz de predecir, prevenir o defenderte ante la simple proliferación de un ente tan insignificante que a duras penas se le puede considerar un ser.

Aunque presidentes necios de grandes naciones como Trump que se refiere a si mismo como un presidente para la guerra, goce del punto más álgido de popularidad a pesar de las barbaridades a que nos tiene acostumbrados a algunos, es evidente que un sentimiento de fragilidad se adueñará de la tierra en los tiempos que vienen y aunque su alcance dudo que pueda suponer grandes beneficios en lo que a sociabilidad y justicia se refiere, me apoyo para decir esto en la circunstancia de que el virus ha entrado en África donde puede hacer estragos, mutar y volverse hacia nosotros para poner de nuevo todo patas arriba cuando más confiados volvamos a estar y ese temor subyace no solo en mí, sino que lo intuyen la mayoría de los ciudadanos en mayor o menor medida.

Como ejemplo de que nada volverá a ser igual, la noticia que se vio en la prensa estos días sobre las más de 17000 bodas que se han pospuesto en nuestro país, muchas de las cuales ya no se celebrarán, sobre manera porque dificultades económicas nos acosarán y desviarán nuestros esfuerzos en otra dirección. O también la exhibición demoníaca de tanto antisocial que gasta energía e inteligencia creando confusión.

CONTINUAMOS nuestro confinamiento con serenidad…

La semana pasada publiqué otro cuento, es uno de los primeros que escribí hace de ello muchos años. Se titula EL CERRADOR y espero os guste.

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